El pescador de historias se levanta de madrugada, toma su caña de pescar y se dispone a alcanzar el sueño que ocupa sus noches. Su rostro revela los desvelos rutinarios, en sus ojos han quedado grabadas las etrellas que todas las noches contempla esperanzado en espera de una señal, una idea que reavive sus ilusiones y sacie la sed de tinta del papel. Pero esa idea nunca llega.
Cinco generaciones. Desde su padre hasta el abuelo que nunca conoció. Todos ellos persiguieron el mismo sueño, heredaron la misma suerte. Ahora él carga con el peso de sus raíces, sufre la derrota de sus antepasados.
El joven pescador se sienta en el muelle, lanza el anzuelo, suspira. Algo en su interior le dice que todo ese esfuerzo es en vano, mas le es indiferente esa advertencia. "El mar es vasto y profundo y se extiende más allá de mi imaginación. Debe haber una historia atrapada en sus entrañas, esperando a ser liberada. No puedo darme por vencido, debo seguir esperando".
Pero no hay nada.
Viejo y desgastado luce el techo de madera. Los muebles carcomidos, las sábanas perjudidas con hedor a sueños rotos mantienen alerta al joven pescador, le recuerdan su propósito en esta vida. Toma su caña de pescar, abre la puerta desganado, camina lentamente hasta el muelle, y reflexiona.
"Han pasado tantos años desde ese día en que me desperté con deseos de escribir una historia. Aún retengo en mi memoria las palabras de aquel viejo sabio, justo antes de su muerte. 'No dejes que nadie te diga qué puedes o qué no puedes hacer. No permitas que el extranjero dirija tus sueños. Corre, nada, salta, haz lo necesario por verlos cumplidos pero nunca, nunca dejes que mueran".
Cuando su vista se cansa del vaivén de las olas y sus parpados comienzan a cerrarse, el pescador de historias visualiza la respuesta a todas sus interrogantes. Rompe las cadenas que largos años lo aprisionaron, se libera de las frustraciones ajenas. Y sonrie y se lanza a la mar, pues ahora sabe que si quiere encontrar una historia no debe esperar a que muerda un anzuelo, debe convertirse en una.
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