En el aire flotaba el olor a primavera
las flores del parque se abrían al sol
como los amantes ilusionados
se abren emocionados al amor

Pero aquel chico caminaba ensimismado
sosteniendo con sus sentimientos, un pleito interior
una cosa era haberlo pensado
y otra muy distinta, negarse al amor

En una mano llevaba un libro pequeño
y en la otra aferraba un rosario
nunca pensó, ni en sus más locos sueños
tener que atravesar aquel calvario

La vio allí sentada
como todos los días
aquella figura encantada
fuente de terror y alegría

Ella lo vio venir
y se preguntó emocionada
si ese día por fin
él en su presencia reparara

Si sería ese el día
que el chico de los ojos negros
por fin se detendría
cumpliendo así su deseo

Pero él siguió su camino
con su andar pausado y tranquilo
no sabía aquella niña
que él de la cordura, estaba al filo

Las noches de ambos estaban
pobladas de imágenes excitantes
pero mientras él luchaba con ellas
ella soñaba delirante

El domingo en la iglesia
sus miradas se cruzaron
la de él era de tristeza
y con los sueños de ella terminaron

El chico de los ojos negros
era un sacerdote recién ordenado
y en ese pleito con Dios
ella jamás habría ganado

Aquella noche en silencio
le puso fin a su vida
la culpa que sentía era tan grande
que con ella vivir no podría

La misa de difuntos
fue oficiada por él
que lloraba amargamente
sobre el féretro aquel

Se preguntó en silencio
con profunda desolación
si su Dios algún día
perdonaría su traición

Porque aunque ya estaba muerta
su amor por ella seguía siendo fiel
y no sabía si su Dios perdonaría
que la amara más a ella
de lo que lo amaba a él


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