sutilezas amuebladas de caras empapadas, de alegrías de encanto de Confucio en su ensayo, un alud de emociones y bárbaros remolones que se pisan se confunden diezmando perdones, rosario de borbotones, los dioses con temores, los humanos aromatizados con bendiciones, imperceptibles lúdicos lógicos maremotos cósmicos en perplejas visiones de un sendero de un camino arcaico desprovisto de improvisaciones, fulano aquel que apuesta a la modificaciones maldita su suerte maldita su voz cuando pida con clamor alguna luz algún sol que ilumine sus interiores, perspectivas desprovistas de sueltas soluciones, todo encaja en una arritmia descomunal la ansiedad el poder ver mas allá hace tropezar y zozobrar la demanda de los hacedores y una voz calmara el caos con el punto final a cada poesía hecha en vida.