EN BANDOLERA
Miró hacia atrás hurgando su pasado
y al instante sintió que no quería
su pena dar un solo paso atrás,
se refugió en su corazón absurdo
y comenzó sin más a caminar,
a permitirse andar otros caminos
sin saber donde, con destino casual,
dejando que el azar decida el rumbo
con solo la ilusión en el morral.
Llegó la noche y se alumbró de luna,
la luna te habla bien y te habla mal,
en una calle rodeada de espesura,
la calle te da miel y te da sal,
amaneció y el sol lavó la bruma,
miró hacia atrás y vio que no quería
su pena dar un solo paso atrás
y decidió sin más que debería
dedicarse otra vez a caminar.
Hubo una noche que oscureció sin luna,
infiel la calle se derramó en la sal,
y allí encontraron su cuerpo en el mosaico
tendido boca al cielo en un portal,
solo brillaba sobre su pecho inerte
el metal plata de un mísero puñal,
todos dijeron “no fue para robarle,
aún lleva en bandolera su morral”,
miró hacia atrás y vio que no quería
su pena dar un solo paso atrás
y allí dejó, tendida en la vereda
la sangre desterrada de sus venas,
y se abocó sin prisa a despertar,
juntó su corazón abierto en gajos
y sin dudarlo se puso a caminar,
y se perdió por todos los caminos
llevando a su costado aquel morral
con la ilusión cruzada en bandolera
por calles que se eligen sin pensar
ya sin temor de todos los puñales
que ahuecaron su pecho de cristal
porque allí fluye la luz de luna plena
que anida al otro lado del portal.
Shoshita, con todo mi cariño, para vos.
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