Observo al pelotón de los inciertos compactos como de costumbre. Despejo cada día los momentos que desean obstruír las certidumbres. Sin vértigos ni acciones inadecuadas el tiempo sobrevuela la cordura. Arropo la esperanza con cuidado y la resguardo, alejando la espesura. El asombro no cesa de buscarme cual signo de alboradas nuevas. Veo al viento mover el mar y allá voy con mis pensamientos. Los años me hallan disponible para continuar siempre aprendiendo. No ceso de encontrar en cada día recuerdos imborrables y certeros. La existencia deviene una aventura, juega con silencios y entreveros. Despejo de mi tiempo la amargura con sentimientos ávidos y humanos. En los instintos estará la certeza y podrá fusionar lo indescifrable. Bastará con interpretar los gestos aún los que surjan de las miradas.
Texto agregado el 18-01-2013, y leído por 166 visitantes. (3 votos)