En mi montaña
Cada vez que, puedo y quiero, ando (como si flotará) por los caminos de “Sant Jeroní de Murtra”.Una de esas últimas veces halle un lugar que me inundaba de tranquilidad. Ese lugar se ha convertido en donde hablarme, en donde llorar, en donde recordar cosas bellas, y eso me ha enamorado de ese característica esfera.
Rodeada de árboles, una mañana como cualquier otra, me di cuenta de que una luz intensa, blanca pero traslucida se dirigía hacía mi con una rapidez abrumadora, no tuve miedo y deje que me atravesará.
Y entonces, esa montaña ya no era como siempre, los colores cambiaron, los árboles eran morados, las hojas azules, el cielo verde y la tierra roja, era como estar en un cuento de hadas. Me sentía bien y me tumbe en esa tierra tan conocida y extraña a la vez. Me dormí. Fue un sueño apasionante, era una navegante que surcaba océanos de plata líquida y estaba rodeada de hombres y mujeres fuertes a los que amaba. Llegamos a nuestro destino, era una cueva en forma de corazón y me pose sobre una roca amarilla que me fue absorbiendo y entones desperté.
Estaba en mí montaña en la montaña de siempre y sobre mi cuerpo se habían postrado ciertos animalitos desconocidos para mí que se dejaban acariciar y que recorrían mi cuerpo como besándolo lentamente. Cayó sobre mí una rama y perdí la conciencia, y al despertar de nuevo estaba en casa.
No me disgustó porque estar en mí montaña es estar como en casa y eso es agradable. Eso es ideal.
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