Jugamos a tirones por Recoleta,
recordando la muerte en las muescas,
cuando hacemos de esta escena
un fragmento de La divina Comedia.

Seguiremos caminando torpemente,
hasta toparnos con el olor a pastel,
que a nuestro olfato
sobornó
el bromato.

Desesperacion hoy en los plasticos,
cuando cae la luna en nuestras botellas,
y teñimos el Cusco con bossa nova y
rockandroll.

Te escribiría esta carta,
cuando fui ese reo adolescente
que mil veces insolente
estanco los dientes en el pavimento.

Pasados de copas e improperios al viento,
salvaje era tu diario del sexo,
cavilamos en espinas y
yo te alquile algunos versos.

Cuando me contaste tu sueño
del mas violento paraiso,
despues de haber visto
a Rimbaud, ebrio parisino.

Cuando fuiste cachorro,
y yo cachorro ahora,
te reprimo,
pierde el cráneo,
estimado poeta maldito