Y ahí estaba frente aquella cálida chimenea, sentado en el viejo sillón rodeado de cosas que para la mayoría de la gente serian cosas sin ninguna importancia, pero que para el significaban mucho mas, pelotas, juguetes, peluches, almohadas, entre otras cosas.

Recordaba cuando eran solo ellos dos, el y aquella mujer, que sabiendo que era ordinaria, para el era la mas hermosa del mundo, y que ahora no de muy buena gana tenia que compartirla, pero que mas da, era eso o salir huyendo, pero jamas lo aria pues había prometido amarla y serle fiel hasta la muerte.
Caray como la amaba, podía verla todo el día desde que despertaba con el cabello enmarañado, cuando apresuradamente prepara el desayuno, cuando cantaba durante el día, cuando leía sentada a su lado tranquilamente asta en la noche cuando ella dormía ¿donde estaba ahora esa mujer de grandes ojos y sonrisa resplandeciente? dijo que regresaría pero pasaba el tiempo y sentía tanta soledad.

Se levanto del sillón y camino a su cuarto, se acostó en la cama para sentir y oler ese perfume que le hacia sentirse muy cerca de ella y pensó ¿que vera en ese hombre? no lo entendía, pero no importaba porque cuando el se marchaba, los besos y caricias le pertenecían solo a el, ademas de cierto modo comenzaba a agradarle.

Acostado en la cama miraba a su alrededor y no sabia que hacer, estaba aburrido así que comenzó a juguetear con la almohada hasta que se durmió y empezó a soñar que corría por el bosque a su lado y llegaban al lago, el se sentaba y la veía lanzar piedras mientras le platicaba como había sido su visita con su madre el día domingo ¿o sábado? en realidad no lo sabia el tiempo no era algo que le importara tanto siempre y cuando estuviera con ella.

Entonces se escucho un auto estacionar y despertó de su sueño, era ella, sintió que el corazón se le salia del pecho, salto de la cama y corrió a la puerta y de pronto una sonrisa enorme lo saludo y le dijo -hola corazón ya llegue, había algo de fila en el super ¿me extrañaste? ahora si ven, vamos a pasear, ella tomo una correa y se la puso, mientras que el pensaba; caray no cabe duda soy el perro mas afortunado del mundo.