Los atardeceres me reclaman
que haya cerrado la ventana
porque no han dejado un solo día
de buscarme entre el oleaje
y en las horas amorradas
de mi aparente calma
intentando seducirme
con sus caldas matizadas
de suave arrullo etéreo
sublime quietud malgastada…
Los atardeceres me reclaman
que les haya dado la espalda
y me cobran el agravio
con brillantes bofetadas
cálidas reprimendas
y un obstinado deseo
de sorprenderme amanecida
fulgurante, luminosa,
fundida para siempre
entre sus ocres y naranjas.
Texto agregado el 14-01-2013, y leído por 359
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Lectores Opinan
02-04-2014
supongo que un suspiro difuminas todo en los labios de la aurora... un gusto, saludos atanasio