Siempre admiré a mi padre, por la forma que trabajaba en las tierras de cultivo que teníamos en los valles de la serranía.-Admiraba todo trabajo que el hacia.
Estando en los Estados Unidos de Norte América, hice todo lo posible para obtener mi residencia y después de adquirirla, decidí traer a mis padres para tenerlos a mi lado.
Cuando llegaron a New York fueron a vivir a casa de mi hermana Judith. Después de un mes, mi padre me dijo un dia; - Eduardito, yo soy feliz en este país y quisiera aportar a nuestra economía trabajando. Era el año 1960.
- Papá, voy a ver que puedo hacer, ya tienes 60 años y quizás se me haga difícil conseguirte un trabajo –. Le conseguí una tarjeta de seguro social e inmediatamente me vi en la tarea de conseguirle un trabajito. Trate por varias semanas, pero al ver que se me hacia difícil; decidí conseguirle donde yo trabajaba. Era una compañía llamada Ellanef, los dueños eran griegos. Aquí se diseñaban y fabricaban piezas de alas de aviones de combate en contratos federales. Estaba la fábrica ubicada en el área de Quinsborougth en Long Island. Todos los trabajadores eran, polacos, alemanes, italianos y suizos; yo era el único hispano.
Un dia hablé con la secretaria y le pedí hablar con el dueño, el Sr. Toraskisis. Muy amable la señora María me consiguió la cita. - Señor Méndez; mañana cuando usted salga de su trabajo a las 6 el Sr. Toraskisis lo estará esperando en su oficina. -
Al dia siguiente estuve a la hora indicada. El estaba en su oficina sentado detrás de una mesa de madera de roble español. Al verme entrar. Se levantó de su silla y me saludo extendiéndome la diestra me dio la bienvenida; - Sr.Méndez, siéntese por favor. ¿En que lo puedo ayudar?—
- Señor Toraskisis, tengo un problema –
- Explíqueme y veré como puedo ayudarlo. -
- Hace tres meses traje a mi padre a este país. El tiene 60 años y no sabe hablar ingles, pero está interesado en trabajar. ¿Usted podría darle una oportunidad aquí? El esta dispuesto a trabajar en lo que sea - El señor se quedó mirándome, respiró profundamente y con voz enérgica y amistosa me preguntó.; - ¿El te enseñó a ser responsable?
- Si Señor - Entonces no hay problema; lo reclutamos, dígale a su padre que el lunes empieza a trabajar en esta compañía; naturalmente será en otra posición diferente a la suya. -
Yo me quede sorprendido de la actitud tan honorable; que aceptó mi pedido. Cuando llegué a casa, le expliqué a mi padre que ya tenía trabajo. El me abrazó y me dijo; - puedes estar seguro hijo que no te haré quedar mal. -
Después de estar en esta compañía por 3 años decidimos renunciar. Yo había conseguido un buen contrato en Rocketdine en Los Angeles, California y mi padre regresaba al Perú a terminar la construcción de su casa.
Cuando nos despedimos; estas fueron las palabras que dijo el señor Toraskisis a todo el personal reunido en el centro de la fabrica; - Eduardo y su padre son ejemplo de inmigrantes que buscan un mejor porvenir económico; como son todos ustedes que vienen de Europa. Nunca faltaron ni llegaron tarde y usaron todas sus energías para que en sus horas de trabajo dieran lo mejor para esta compañía. Siempre trabajaron con entusiasmo. Si regresan a New York, les volvería a dar oportunidad en esta compañía, porque las puertas estarán abierta para ellos. -
Todos aplaudieron y a coro exclamaron; - Felicidades! -
Después pasamos al salón de conferencia donde había azafates de entremeses y vino. Allí abrazamos a todos nuestros compañeros de trabajo. Me acerqué al dueño y bromeando le pregunté: ¿Y si regresáramos a quien contrataría primero? A tu padre por supuesto.
Me sorprendió pero fue un ejemplo de gratitud de parte de él y darme cuenta que era verdad lo que decía. El entusiasmo que mi padre ponía en cada cosa que hacia era contagiosa y notaba como los otros empleados lo querían, respetaban y lo imitaban ...
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