Se fue sin dejar rastro ni huella alguna. Lo tenía bien hilvanado,parecía un cuento redondo, con su trama y desenlace; los personajes justos, su pizca de humor y ese toque de mala leche que siempre es tan agradecido. Quedó bien lindo en mi cabeza, tiene que estar en alguna parte.
Rebuscó en mi cerebro, en esa área donde se aloja la memoria y me encuentro con miles de datos archivados, cosas que creía totalmente olvidadas. Me encuentro con ese vestido de los domingos que tanto odiaba, lleno de lazos y puntillas, Juguetes olvidados, risas alborotadas, los capones de "sor enana" y las odiosas espinacas.
Me topo con la lista de los reyes godos, un montón de fechas de batallas y conquistas...Tengo que tomar aire, esto es demasiado para mi pobre cabeza y sin rastro de mi cuento.
Buceo un poco más hasta los recuerdos más recientes, seguro que ahora lo encuentro.
Voy encaminada, veo las mil cosas que hay que hacer durante la semana, los rostros que me ofrecieron su sonrisa, el abrazo de mi nieta,esa muñeca horrible que vimos en un escaparate...no sabía que me había impactado tanto.
Tengo que resetearme, borrar el disco duro, mi cabeza se colapsó, necesita algún espacio libre donde alojar un bonito cuento.