Si ha de saberse el porqué será por mis propias palabras....
la noche había caído mi eterno sueño matinal había sido interrumpido por incontables pesadillas, aterrado decidí levantarme e ir a la cocina por un poco de agua, mis manos estaban temblorosas, mis dientes castañeaban adheridos a mi boca, apenas podía mantenerme en pie, evitaba cerrar los ojos para no seguir mirando las aterradoras escenas de oscuridad que abrazaban mi alma, pero no podía evitarlo el sudor frio bajaba por mi frente obligándome a mantenerlos cerrados, comencé a perderme en los confines mentales de mi locura y deje de percibir mi entorno, empecé a presionar el pequeño vaso de cristal que se posaba tranquilo en mi palma hasta lograr quebrarlo, la sangre resbalo entre los cristales molidos acompañada por un irreparable dolor y al mirarla correr tranquila y al escuchar las gotas golpeado el suelo, sentí una necesidad casi brutal de terminar con todo…
Se lo que muchos pensaran para este momento, “solo otro psicópata mas” pero he de asegurar mi casi pulcra cordura, mas intacta que la de cualquiera, ¿ríen? ¿Ríen de mí? Apostaría que en cualquier momento dejaran de hacerlo en fin continuando con el acto…
comencé a reír tome con delicadeza un cuchillo de cocina lo oculte tras mi espalda y regrese a mi habitación... y es en ese momento donde comenzó todo…comencé a desnudarme fui librándome despacio de todas mis prendas y reía mientras el cerdo dentro de la cama me miraba extrañado…me recosté a su lado y el aparto la vista, así es el nunca me había tocado, no había acariciado siquiera un centímetro de mis senos lo obligue a mirarme y el respondía con infames alejamientos, tome el cuchillo entre mis manos apreté con rabia diabólica y deliberadamente corte por la mitad su garganta, mire el cadáver con dulzura y deshonre el cuerpo inmóvil y aun tibio de lo que antes había sido un hombre…lo deje a un lado hasta por fin sentirlo frio, me dirigí al armario saque uno de sus mejores trajes y lo porte con la sublime elegancia con la cual él lo portaba…