Tócate, cuando la luna lujuriosa te espíe
saboréandote como lo haría con las estrellas
inundando tus pezones, como el polen de las flores descubierto.

Baja el satén de tu vestido, enredado en los colores arbóreos
corre los nudos que aprisionan tus dotes naturales
invade en vivaces destellos de tu gélida piel, tu alcoba disfrazada de mina.

Suelta una risa mientras haces círculos en tu abdomen
para romper la continua línea del silencio
que envuelve tu morada repleta de placeres.