Historia de carniceros, adulterio...¿y un asesinato?


...Edelmira y Ruperto llevan más de treinta años de casados. Ella tiene unos cincuenta. El unos cincuenta y cinco. Son buenos vecinos. ¡Cómo no! ¿Revolucionarios? Sí. Asisten a las reuniones del CDR, hacen la guardia. Los conozco desde que se mudaron para el barrio, acababan de tener a la hija menor. Rupertico, el mayor ya cumplió los treinta,. Vive por Oriente y trabaja en algo de.. ¿.Cómo es Cuca?...Ah sí. Planificación económica. Edelmirita, la segunda, ya se caso o mejor dicho, la casaron a la carrera. ¿Comprende usted? Con cuatro meses... y para colmo, por el Palacio. Menos mal que el marido le ha salido bueno porque ya la gente decía que si la dejaba, que si esto o lo otro ¡Ya sabe usted como es la lengua de la gente, La otra Clarita, es la mas chiquita. Esa a la verdad que salió formalita. Ya cumplió los quince y esta en la Lenin, Bueno, como le iba diciendo porque hablándole de la familia, me he ido un poco del tema. Pues resulta que anoche estaba yo en la cocina, no olvide que las casa de ellos esta pegaíta a la de nosotros y que a través del muro se oye todo, pues bien, cuando oigo a Edelmira que le dice a Ruperto:
- Pero, ¿acabarás de oírme?
- Ya te he dicho que no oigo con los ojos sino con los oídos - le responde él.
- Déjate de chiste y deja ese libro. Tengo que decirte algo muy serio.
Entonces siento que Ruperto deja el libro. Hubo una pausa que para mí fue desesperante, no se lo voy a negar. Usted dirá que soy una chismosa, pero a la verdad que la curiosidad puede más que una. Además de no ser por lo que oi usted no estuviera aquí . En fin que la novela, porque aquello era algo por el estilo, continuó
- ¿Acabarás de una vez? - preguntó Ruperto. - ¿Se trata acaso de los muchachos?
Y como ella se callaba él se descontroló y le dijo
- Mira Edelmira, acá de una vez que me tienes nervioso.
- No. No se trata de los muchachos. Se trata de ti y de mí - respondió ella al fin. Pero parecía como si ya no quisiera decir lo que tenia pensado. Vaya que se estaba arrepintiendo.
- A ver ¿qué coño me vas a decir a esta hora de ti y de mí?
Ruperto estaba fuera de sus cabales. Y a la verdad que Edelmira desespera a cualquiera. Estuvo callada un momento y, de pronto, lo soltó todo. De golpe.
- Ruperto, te engañé. Hace tiempo tuve un amante. A la verdad que no sé que decirle de aquella absurda confesión fuera de tiempo. Pero, la cosa no quedó ahí’ Lo que más me sorprendió fue la respuesta del marido.
- ¿Tanto misterio para decirme eso? Así mismito le dijo, como se lo cuento.
- Pero Ruperto...
Era lo único a lo que atinaba a decir Edelmira desconcertadisima. Pero a una sorpresa le sucedió otra porque entonces Ruperto tomó la palabra
- Tú siempre me has dicho que soy más sensato que tú, que analizo mejor las cosas, que tengo tremenda sangre fría. Esta es la mejor forma de demostrártelo. Que hayas tenido un amante, no le lo niego. Ahora, quisiera que por favor, y no me creas irónico, buscara bien en tu memoria, que revisaras.
- ¿Que revirara qué? - contestó ella incrédulamente.
Yo tampoco entendía nada, se lo juro. Pero enseguida comprendí
- Que revises en tu memoria a ver si no se te queda otro amante escondido, olvidado.
Hubiera querido ver el rostro de Edelmira antes de desmayarse porque estoy segura que tuvo que desmayarse. Pero en fin, todo quedó como en esas películas de suspenso, Eso es todo, teniente, ¿Cree usted que mi relato ayude a esclarecer la muerte de Juanito, el carnicero. El siempre beneficiaba a Edelmira con la carne, El pobre, !Era tan bueno!