MENSAJE QUE TRAEN LAS OLAS
Y bien…aquí estoy nuevamente contigo mi página olvidada.
Por lo que se ve no ha variado tu taciturna rutina; tu fondo celeste, venoso e indefinido no luce agrietado. Menos mal.
Siempre pensé que no hay tiempo que te corrompa ni oscuridad que te ciegue, al punto de no distinguir una nuez.
¿Extrañaste mis alucinaciones? ¿El desgarro de mi alma toda vez que en ti entierro, como en un sepulcro confiable, mis amarguras y descreimientos? ¿Me aguardabas como yo a ti?
Bien sé que no; de todos modos te soy fiel y aún con cierto retardo, de vuelta estoy en busca de tu abrigo estrafalario (me perdonarás la salida) que, fíjate tú, con un mínimo me consuela.
Te diré que tengo cosas…aquí, ¿ves? Y cuando uno tiene cosas “aquí” oportuno es separar la borra, de la simiente del algodón.
Digamos que un insignificante “alije” si su merced no se opone.
Necesito “alijar” mis bodegas de sensaciones nuevas que me colman y se desbordan lentamente como chorretes de petróleo.
Cerraré los puntos suspensivos que habíamos acordado. Un agitado periplo me ha llevado a no sé dónde y alejado de ti por un tiempo de abanicos blancos y muecas extemporáneas.
Me he beneficiado en algún aspecto pues no hay nada en el mundo que no beneficie de algún modo, como tampoco hay mujeres feas como dice el cante; pero no puedo negarlo…percibo una incomodidad.
Galeano, nuestro Eduardo latinoamericano, escribió hace unas semanas que los análisis clínicos, a los que se somete cada tanto, le están dando bien, pero él sospecha que tiene más palabras en la sangre que plaquetas y eso no aparece. No encuentra justa la discriminación. Escribió también que le han prescripto largas caminatas para favorecer la curación de aquello que tuvo a los ángeles en vilo. Él cumple su condena (que a la postre no lo sería) por las orillas arenosas y entrañables de la costa montevideana, insensible al cansancio.
Parece ser que se trata de la presión de las palabras con las alas desplegadas dentro de su cabeza no pelucona, que se le arremolinan y en su empeño por salir… lo transportan casi en vilo.
Claro, quieren ocupar su espacio mágico con premura, él se los tiene reservado en su ordenador, regalo de la escuela de su viejo barrio pero aquéllas, de tan presurosas, le imprimen un sobrevuelo que más parece una gaviota renga que un genio. Los niños, dice, se le ríen en la cara y él les hace adiós sin mirar para atrás.” Chau, chau…hagan bien los deberes y no meen sobre la tapa del wáter…Chau”, les grita a contra viento.
A los niños.
Tú recibes mi pobre elocuencia, página silente, sin pasarme factura y aunque pareces cuadrada como un dado yo te noto sonriente por dentro, que es la actitud facial menos renal y más discreta que adoptan los nobles para sonreír con franqueza.
En primer lugar y sin rodeos te diré que el Sub-Comandante Marcos está vivito y coleando; que hace poco los más desgraciados de México, los más perseguidos, los más corajudos, los que viven en sus selvas donde no entra el sol ni nadie que pretenda sojuzgarlos, desfilaron imprevistamente por miles, entre las callejuelas de San Cristóbal de las Casas, la capital cultural e indígena de Chiapas, México, provenientes de la sierra donde mayor expansión tiene el Ejército Zapatista de Liberación Nacional( junto con la selva Lacandona). Miles de mujeres, hombres y niños con el rostro tapado, vestidos enteramente de negro, bajo una lluvia torrencial, en silencio y con un puño en alto dijeron presente luego de varios años.
Mi página alerta, alguien habrá sin duda (en el improbable caso que me haga el honor de leer estas tonterías) que se esté preguntando a qué me estoy refiriendo.
Pues bien: Estoy hablando nada menos que de la libertad, la libertad espléndida y contundente representada por un pueblo insumiso y consciente de su destino, dirigido magistralmente desde las sombras por un colectivo cuya voz se expresa a través de la figura enigmática de un individuo de rostro oculto, sempiterna pipa y gorro de visera.
Una parte del comunicado que se leyó entre los turistas petrificados decía así:
“¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. La noche será el día que será el día. ¡Democracia¡ ¡Libertad¡¡ Justicia¡.
Como vinieron se fueron.
En absoluto silencio.
Ese silencio, mi página fatigada, no improbablemente hubo de romper los tímpanos de todos, y aún sordos, los que quedasen sordos, serían sordos felices pues ese viento de la sierra de nuestra América es un viento purificador y todo lo barre, particularmente las inenarrables desgracias de nuestros hermanos mexicanos y Centro América, la sacrificada.
Ese huracán que lo será, nos llegará a nosotros más temprano que tarde, tenlo por seguro.
Déjame decirte también que he visto por ahí, de la mano, al deseo y la necesidad mirando vidrieras. El tipo es un traidor y ella una inocente chica. No dije nada pues hay que dejar quieta la vida, no molestarla con tonterías vestidas de certezas como un travesti de tres esquinas. La vida se hace y se deshace. Nuestra modesta Penélope tiene los pies en salmuera.
Leí también que la sangre te hace pariente y la lealtad te hace familia. ¡Cuánta belleza, cuánta verdad azarosa encerrada en tan pocas grafías¡
Termino diciéndote, página compañera, que superando viejos miedos supe internarme en el terreno familiar de lo ignoto. Esperaba algo más. Abrigué ciertas esperanzas pero apenas si conseguí agudizar el abatimiento. Te prometo continuar explicándome.
Página tradicional te saludo, deseándote feliz año 2013.
LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI
Enero de 2013
Este texto es del mundo.
|