Hola, te escribo esta carta para decirte y confesarte de mis sentimientos, no lo puedo hacer en persona porque mi alma perecería al ver una reacción negativa, estas son letras escritas por mi; letras que nacieron de mi corazón y que fueron impresas en este papel.
Desde que te conocí supe que eras la persona idónea para mi, mi mente formuló un mundo donde estarías conmigo pero el tiempo fue puliendo la realidad que se fue convirtiendo en el peor de los castigos para mi corazón, para mi alma y mi tiempo se convirtió en la eternidad que desnudaba la tristeza.
Estas en aquel lugar de siempre donde compartes momentos con los que te rodean, apenas convivimos tú y yo pero siento que nos conocemos de toda la vida, me asalta la duda de que es lo que piensas y me abraza la ilusión al ver como cruzas tu mirada con la mía, como desvías tu mirada cuando yo te miro. Esos roces accidentales entre tú y yo; es un sentimiento que está clavado en mi corazón, un sentimiento que duele al aceptar que no podremos estar juntos.
Quisiera poder saber qué piensas cada vez que me ves llegar porque yo me pongo feliz cada vez que te veo llegar, siento como mis terminaciones nerviosas se alteran una a una al sentir tu presencia lejana, y cuando te vas la nostalgia invade mi alma y ahoga mi ser, con el miedo de no verte más.
La confusión indica que me ocultas algo pero la razón me insiste en continuar y dejar pasar los buenos momentos que tal vez jamás llegaran, no tienes idea de cuánto deseo divagar por tus pensamientos y conocer más allá de tu mirada; mirada que inspira confianza y protección.
Trato de ignorar lo que siento pero mi alma me grita que es imposible ignorar, las noches se vuelven ahogantes que enferman mi alma expuesta a pensamientos absurdos sin razón pero me escondo tras una falsa ilusión, una falsa esperanza y una falso mundo que mi mente traicionera creó para sanarme o por lo menos mantenerme cuerdo en el dolor.
¿Sabes?, estas en cada uno de mis latidos, en cada una de mis canciones, en cada amanecer y en cada anochecer; eres mi fortaleza y también mi debilidad una vez más la confusión secuestró mi razón y no me queda más remedio que aceptar que una fantasía es poco probable que se vuelva realidad más sin embargo te estaré cuidando desde donde esté sentado esperando el día que decidas regresar.
Posdata: te amo
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