Hoy sin darme cuenta caminando hacia el trabajo empecé a soñar, comencé a volver años atrás y las calles se hacían muy grandes, guarde años en mi bolsillo, saque mi sonrisa de niño y empecé a caminar, las bulliciosas calles empezaron a callar y mi madre me tomo de la mano.
La miraba sin recordar lo que tenía que decirle la sorpresa fue muy grande, empezó a contarme de sus planes en lo que iba a preparar para almorzar, yo estaba feliz, me compro un helado de esos de los que hoy ya no venden, me limpio con su pañuelo y me dijo abrázame hijito, sin pensarlo me colgué de su cuello y la bese sabiendo que quizás no tendría otra oportunidad de hacerlo, entonces recordé lo que tenía que decirle, le dije TE AMO MAMÁ, con todas las fuerzas con que podía decírselo, ella me miro sonrió y dijo, lo sé hijo, siempre lo he sabido, no pude contener mis lágrimas y ella como siempre encontró palabras para reconfortarme, seguimos caminando la gente no existía solo miraba las calles que se hacían cada vez más largas, llegamos hasta el final de aquellas calles y más allá se podía ver un hermoso jardín lleno de luz y bellas flores, la gente paseaba feliz, mi madre me abrazo muy fuerte, me dio un beso y me dijo, sigue soñando hijo, mientras sueñes podremos encontrarnos nuevamente las veces que me permitas acompañarte, dile a la gente que nunca deje de soñar, que como tu quizás puedan abrirle un camino a la gente amada que ha partido y que siempre está a la espera de algún sueño para poder revivir en ellos y caminar como lo hemos hecho hoy, mi madre cruzo la calle y yo empecé a despertar, el silencio volvió a gritar y la gente caminaba a mi lado, había caminado solo una cuadra pero junto a mi madre había recorrido más, guarde mi sonrisa de niño y me vestí de los años que hoy tengo, pensaba que poco es lo que pide mi madre que hagamos para encontrarnos con nuestros seres amados, si total soñar, soñar no cuesta nada.