Viejo bizarro, eres raro ¿sabes?
desde la flor de tu vida,
siempre tuviste ese afán de violar i violar,
a la música,
cogértela con causa y entre tu delirio
experimentar con sus hijas malparidas,
coquetear con el rock, mandarle un beso volado al soul,
salir a ocultas con el reggae
y mentirle a esa mestiza párvula de jazz/pop.
Dandi marginal, artista sin arte,
que ebrio cruzabas una calle parisina,
con ese tacto misantrópico, en esos ojos a la mitad
de bohemio malgastado, junto a la trompeta de Boris Vian
compartían ese cariño por la bebida.
(Je bois... je bois des elephants roses)
Ese odiado y a la vez amado alter ego,
malevolista y tu insana cabeza borracha que parió
tu Mr. Hyde, produce numen para ti decrépito músico.
Las meninas cojudas que caían ante tu perfil judío
y tus prominentes orejas de elefante,
para ti tan solo era una jauría de la cual extraías
el mínimo de provecho i lo convertías en una idea,
para emitir apologías eróticas que resultan fascinantes.
Tu desenfreno por buscar un antídoto a la vida,
y tu equivoca ignorancia
por no encontrar palabras
para describir la felicidad.
Tu total irreverencia nihilista,
tu contraposición a tus contemporáneos
tildándolos de hipócritas, tu menosprecio
a esos cantantes que buscan amar a su público
con una estúpida sonrisa.
Buscaste a través de tus evocaciones subliminales,
a Rimbaud, Verlaine, Baudeliere i Mallarmé,
un lugar en esa decadente crema,
que exitoso, lograste renovar La chanson française,
mereces esa mención honrosa como el ultimo poeta maldito.
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