¿Quién se la llevo?
Su escape desvirtúa mi cavilar,
mi mente azulea recuerdos pasados
¿Y si no llegó a la blanca ciudad?
¿Dónde estará?
(Dame el intro a tus piernas)
No huyas, no me dejes humillado a tus pies,
no por aparentar aspecto sucio
significa que no tenga corazón,
quebrarme en llanto,
quiere decir que si poseo uno.
Expresar todo en hojas amarillas de papel
(derramadas de café)
pensarte tan solo un poco, mi musa,
esa belleza mórbida
que promueve el movimiento de mi bolígrafo.
Quédate cerca, no actúes huraña;
te amarro, y cautiva te doy a escoger como:
copular lascivamente,
o dejarte acariciar suavemente
a la seda tus lacios cabellos.
Basta del niño bueno.
Te tengo esclava,
te mancho con ceniza que soplé de mi blazer
y te muerdo en la perdida de mi cabeza
por exceso de etanol,
sufres contemplando desde la ventana, el agitado exterior.
Ya has mirado demasiado la hora,
esperas que me dé sueño
para poder huir de nuevo,
pero tristemente, me bebí
el litro y medio de café que preparé.
Soy tu averno,
pequeña ninfa
te deseo ninfómana de madrugada,
y quien sabe, tal vez una LadyD
a la hora del té.
En fin, ya te tengo atontada,
sacare mi guitarra
y tocare acido Si Bemol,
para darte el tiro de gracia.
Gracias.
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