Comienzo el año con muchas reflexiones, sabias palabras y sentimientos limpios. Me gusta, me gusto así.

A ti, que vives en la distancia desde hace años, que te amé sin necesitar tus abrazos, sin rozar tu piel, sin besar tus labios...

Eres y serás siempre mi único Bahiano.

Podemos hablar en varios idiomas; el tuyo, el mío, el del arte, el del amor o las palabras... somos tan parecidos, tan distintos también. Una vez estuvimos a punto de comerter una gran locura, la locura de conocernos, de estrechar oceanos y apostar por los sentimientos. Finalmente no pudo ser, pero soy feliz al saberte bien, al oirte feliz, al comprobar que sigues ahí después de tantos años, sincero, incondicional.

Hace unos días compartí la pregunta de un gran amor ¿a que estamos jugando? Y repitiéndola en mi mente una y otra vez sin cesar, me respondo. Al juego del Amor. El juego en el que cuando uno cae ya nada importa; ni el hoy, ni el mañana ni el ayer. Ni mi situación actual, ni la tuya. Tan sólo importa el sentimiento de ese instante, que nació, que crece y permanece vivo.

Al juego del amor, en el que aún no existen reglas, en el que se juega sin fichas ni tableros, sin tiempo... al que debemos jugar fieles a nosotros mismos, siendo sinceros.

Por eso quiero ser también hoy, sincero contigo, decirte que nunca te mentí cuando te dije "Te quiero", decirte que nunca te mentí cuando te dije que ese sentimiento no cambiaría. Quiero que sepas, que me enamore de tus ojos, de tu sonrisa, de la pasión con la que envuelves tus días, de tu sinceridad, de tu fidelidad como amigo.

Han pasado ya muchos años y nada ha cambiado, seguimos en el mismo lugar, un mismo decorado. Moju, no te abandones. Recoge tu universo paralelo y guárdalo en tu equipaje. Viaja, descubre y crece como mereces. Eres pasión, eres arte, eres creatividad pura... lucha por encontrarte. Sabes que si me necesitas, yo siempre podre ayudarte, toma mi mano, hoy no espero nada a cambio.