Me enamoré muchas veces y amé cuanto pude. Y cuando me sentí amado me dejé abandonar. En mi camino he intendado descubrir siempre el porqué de mis actos, mas aún sigo sin hallar respuesta alguna.

A veces pienso que soy un ser frío y despiadado y en cambio otras, siento que soy todo amor... soy arma de doble filo, dos caras de una misma moneda.

Sueño con un amor de película, sueño con vagar cabizbajo en la noche y encontrar el amor al alzar mi mirada... sueño con amar tan bien como me he sentido siempre amado...

Mis fantasías vuelan en el viento, navegan surcando oceanos, pisan tierra firme y se esfuman en el fuego.

Así soy yo, así me comprendo, cambiante y sin rumbo cierto. Poco a poco encuentro sentido a todo cuanto siento, cuanto pienso, cuanto escribo... pues creo que no soy de nada ni de nadie, no soy de ningún lugar.

También soy de todos al tiempo, disfruto cuando huyo porque me encuentro, cuando viajo porque vuelvo, cuando te olvido porque te quiero.

Y este soy yo, un sin fín de contradicciones. A veces me pregunto si será este mi destino, ansiar mi libertad eternamente, vagar en busca de un lugar ideal que nunca llega, sentir que cualquier parte del universo puede transformarse en mi hogar.

A veces, siento que he llegado, pero al momento vuelve a sucederme algo que me recuerda mi camino y me invita a seguir abriéndome al mundo, a seguir fantaseando con un amor utópico y a seguir persiguiendo la libertad que siempre he tenido.

Así soy yo, eternamente libre, cautivo de mis sueños.