En descanso del barro, de la escarcha
escuchando al buen sol, acurrucado
bajo rosas y medio perturbado,
el mendigo después de su gran marcha
con sus ojos corría a contramarcha
en recuerdo de infancia, muy abrigado
por su mente aún muy cuerda en ese prado
y a pesar de estar cerca de esa escarcha.
Fueron tiempos muy lúdicos y buenos
le gritaba la voz del mundo interno
rebotando como ecos de mil truenos.
Reordenando emociones, mas serenas
y con puños en alto, a su infierno
relegó a sus propios desenfrenos.
Texto agregado el 06-01-2013, y leído por 160
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
20-10-2014
Que bien retratas a ese mendigo*****
Me gustó mucho
Victoria 6236013
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