El hombre se hace muchas promesas (mañana hago ejercicio... mañana cambio mi vida... mañana termino el trabajo que inicié hace semanas)... Tantas promesas que seguramente, al llegar el dichoso "mañana" ya lo ha olvidado todo, y renuncia a sus propósitos.

¿Y si no hubiera un mañana? ¿Y si todo acabara hoy mismo? ¿Y si todo aquello que hemos conocido, todo lo que hemos amado, se perdiera para siempre, y no llegara el mañana? Todo quedaría perdido, todo sería vana ilusión, y nuestros propósitos no quedarían en más que promesas incumplidas.

Como alguien dijo una vez... no es un arte fácil prometer. Porque la mayoría de las promesas que hacemos quedan en eso, en promesas. Y sin quererlo, podemos hacer daño con unas cuantas palabras, o incluso hasta romper un corazón, por una promesa mal hecha.

No pretendo decir cómo prometer. Ni siquiera yo sé cómo se hace, y muchas de mis promesas han quedado en el aire. Palabras que se pierden en el viento, que vuelan, que se alejan de nosotros y de nuestra capacidad de hacerlas realidad, porque simplemente no se nos permite...

Porque hay promesas que no están hechas para cumplirse, y no debieron hacerse en primer lugar.

Bowen Alanos