Me ha llegado la desgana,
y esta vez llego con tantas ganas,
que destrozo desde los cimientos
hasta la puerta y la ventana de mi habitacion
me ha llegado la desgana,
desde el grito oxidado
del despertador
hasta el triste y naranja paisaje,
ahi, donde se esconde el sol
y no es que la recibo sin ganas,
estoy nulo y distante a su actuacion,
y le adorno con flores y guirnaldas
la entrada de mi corazon y alma,
esa alma que nunca existio
por fin, ya hera hora
la desgana llego,
y no trajo consigo esa leve esperanza,
ni el canto del zorzal,
ni un cuarto del cielo bañado de estrellas,
ni la sal, ni la luna, ni la miel, ni locura,
volvió a su vieja morada
que fue tantos años mi pecho,
donde nada habitaba,
tan solo, la desolación.
|