Camino a casa un hombre aseguró encontrarse una ardilla de color naranja, asombrado se acercó y le preguntó:

-¿Por qué eres tan diferente a todas las ardillas que he visto en mi vida?
La ardilla le respondio:
-No soy diferente, eres el primero que lo pregunta y eso me intriga, ¿por qué lo dices?
-Tu color, es hermoso, es un color naranja flourescente exquisito para cualquier ojo.-dijo el hombre.
-Ah!, ahora entiendo, pues déjame decirte que yo no soy la ardilla naranja, son tus anteojos coloridos que te ciegan de la realidad, te recomiendo no los uses todo el tiempo, pues entonces todo el tiempo estarás preso en tu mundo y no te dejara ver la diversidad de la tierra que habitas.

El hombre se quitó los lentes y se dio cuenta que aquella ardilla naranja no era más que una ardilla común y corriente, de las que bailan en los parques citadinos. El hombre se alejó y sin decir una palabra siguió su camino a casa. A veces la realidad nos puede decepcionar.