Despunta el alba, los jilgueros cantan en la copa de los árboles,
Mientras caen lentamente hojas que tapizan mi camino hacia la cumbre.
Conocerte me hizo volver a soñar y escribir poemas de madrugada,
Conocerte fue el principio de una agonía.
Muchas veces pensé que te habían inventado solo para que me reconciliara con la escritura sin importar cuanto sufriera.
Sopla un viento muy frío esta madrugada camino a la montaña,
Se mueve acompasadamente el follaje de los olorosos eucaliptos.
La inmensidad del mar capturo mi atención por una eternidad,
Mientras una gaviota solitaria dibujaba el cielo.
Eres tan bella, dulce y delicada,
Que pareces una alondra cantando en mi ventana.
En las alas de una mariposa,
Está capturado el color de la mañana.
Sigo la huella de tus breves pasos dejados sobre la arena de la playa,
Unas gotas del mar refrescan mi rostro mientras mi deseo crece como el sol en el horizonte.
Esta calurosa noche de verano,
Arrojo lejos de mí un libro y el borrador de unos versos
Mientras me va invadiendo el cálido recuerdo de tu piel.
Te conocí una soleada mañana cuando iluminaste mi camino,
Te perdí una madrugada en medio de la bruma.
Posees la belleza del destello de un relámpago en medio de la nada.
Quisiera ser un rayo de luna que se pose imperceptiblemente sobre tu piel desnuda.
Las últimas lluvias sobre los bosques de Metepec se llevan el invierno,
Todavía pienso en ti.
Súbitamente la oscura noche se ilumino con las luces de los fuegos artificiales,
De pronto me imagine que dibujaban tu nombre en el cielo, así te quiero yo.
Recuérdame siempre como alguien que amaba las madrugadas,
Los frondosos árboles de eucalipto,
Y siempre a ti, a ti a pesar de tu ingratitud.
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