Un escritor crea mundos, mundos grandes, chicos, feos, hermosos. Un escritor crea vidas, la mayoría complicadas, complejas, muchas de ellas tristes. Pero el escritor no puede -lo debe lamentar mucho, pero es así- no puede dejar de escribir sobre sí mismo.
Quizá sean sus miedos, sus deseos, sus traumas. Pero siempre existirá un algo de sí mismo que le hará recordar, que no es un dios creando mundos lejanos, distantes. No existe persona a la que le sirva más un escrito que a quien lo escribió. Escribir es alejar un poco las subjetividades para que otro sea capaz de apreciarlas, pero nadie las comprenderá, no así…
Las palabras son finamente hiladas para poder transmitir más de lo que sus vacíos cuerpos pueden contener. Pero esa es la belleza, la dificultad, el peligro de escribir. Una vez imaginé un mundo, no, en realidad sólo un retazo de mundo, era solo un momento:
Un hombre se encuentra en una estación, ese es el escenario, parece esperar algo pero no es un tren.- Aquí debo detenerme y pensar, a quién espera este hombre, por qué lo espera.- Una dama se acerca, pero el hombre no parece darse cuenta…
Quizá se escribe demasiado poco, uno nunca sabe cuántas obras inconclusas rondan en la cabeza de todos, uno nunca sabe el mínimo porcentaje que realmente escriben los verdaderos escritores. Algún día llevaré a cabo un libro de retazos, quizá valga la pena escribirlos, que caigan al mundo de la persona a la que persiguen, que se materialicen en las, a veces, vanas palabras que tratan darles forma.
“Mi padre murió hace mucho, apenas poseo un recuerdo de él, una borrosa figura que se aleja cada vez más y se confunde con el entorno. Mi madre por eso es todo para mí. Mi madre con todos sus defectos y excentricidades, “La loca” como era popularmente conocida. Espero que algún día (sí, lo espero con ansias), poder ser la mitad de persona que ella es…”
Pero el tiempo me es precioso y no creo que cuente con él para volcar los mundos que en mi cabeza aparecen. Admiro a los escritores que logran concluir sus obras, en realidad admiro a los escritores que logran escribir treinta palabras seguidas sin perderse entre las frases y la historia que puja por nacer, cada vez más ansiosa, cada vez más agonizante y presente.
Porque nacer en este mundo es un equivalente a agonizar, ya que mueren las infinitas posibilidades que se plantean, quizá algún día un atrevido pueda escribir una historia que siempre nazca, una y otra vez, ya sea porque cambia -grandes o pequeños cambios, eso no importa- o porque nunca termine (aunque en este caso parte de sí ya habrá muerto).
“Su trabajo era simple, matar. Matar esperanzas, después de todo eso es lo que todo buen abogado hace, y ella era de los mejores.”
Porque esto que estoy haciendo no es más que un tonto intento de comprender, de comunicar, que lo que se escribe es el DNI del escritor, los deseos y miedos se mezclan para dar engendros cuyos agonistas no vivirán por siempre, sólo porque son de carne y hueso, sólo porque pudieron nacer. Pero ellos, los engendros, se mantendrán por siempre. Las palabras se erigirán a través de los tiempos y si tienen la posibilidad, renacerán; aunque para el escritor, mal que le pese, el Mensaje Original se habrá perdido, desde el mismo momento en que otra persona se atrevió a leer su escrito, desde el mismo momento en que la palabra intentó darle forma.
“Literalmente escupió lo que tenía en su cabeza. Esas ideas que rondaban en su cerebro y que la abrumaban de una manera inimaginable. Volcó el contenido sin orden, privilegio ni razón; la hoja recibía los embates como ajena a ese río cuyo caudal no tendía a disminuir sino todo lo contrario. Ella entonces se convenció: nunca estaría vacía, al igual que todo lo demás, ella estaba demasiado llena de sí misma. Una sonrisa se dibujó en su cara, apagó la luz y por fin pudo conciliar el sueño…”


Propuesta: Tal vez no sea el lugar, pero me gustaría saber qué opinan de abrir un tema en el foro con el objetivo de guardar nuestro retazos en él. A mi me pasa muchas veces, que una escena irrumpe en mi mente, pero no necesariamente quiero y/o puedo escribir mucho sobre ella. Pero esos retazos pueden inspirar o formar parte más tarde de un cuento, poesía o reflexión. Sí alguien está de acuerdo lo haré, sino simplemente me quedaré con las ganas de conocer qué escenas rondan por las mentes de quienes hacen de la escritura su pasatiempo.