Tijuana BC. Dic. 2012. Arenas que van y vienen.
Esté, es un día frio, lluvioso, gris.
Percepción de un conjunto de imágenes que establecen un dialogo con quien observa ese otro mundo que construyen las sombras.
Espacio físico y emocional de límites fluctuantes.
Formas inmersas en una diversidad de contextos hechizantes.
Paisaje desolado, escenario lapidario, seco.
Demasiada melancolía mientras el mar abandona su aspecto de postal.
Océano Pacifico, belleza absorbente, seductora, que hoy se encuentra abandonado, como anciano que muere sin remedio.
Mar capaz de hacerme olvidar el infierno que a tantas nos toca y se ensaña.
Océano Pacifico, mar hermoso y engañoso como amante que se va, como buen marido. Proveedor de imágenes con playas donde podrían quedar varadas las ballenas despistadas con el gozo de jugar en la extensa membrana horizontal, desnuda y de humedades descarnadas.
Mojándose de arena y jugueteando con holanes blancos, confeccionados de cristal de azúcar para su piel de sal.
Sentimiento de introspección que me estruja el alma.
Eco de dolor indiferente, imagen evasiva y autista que invita a cerrar la ventana, a olvidar los rincones del mundo.
Formas que jalan la vista hacia el vacio mientras dibujan danzantes que se transfiguran en arenas que van y vienen con las olas.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, Andrea Guadalupe, mujer con alma de niña.
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