E.T 
 
En casi toda mi estuve en la disyuntiva de creer o no en los OVNIS. Digamos en los extraterrestres, en los encuentros cercanos de cualquier tipo, en esas escalofriantes  abduciones, y en todas esas cosas por el estilo. Porque dejando  todas las habladurías, el tema se merecía un  trato más serio. Ya que no es cuestión de fe, se trataba  de saber a ciencia cierta y de una vez por todas, si existen o no. Y para sacarse la duda hay que ver, me decía yo… Recién ahora, después de haber tenido una experiencia propia, puedo decir con todas las letras que sí. Los E.T conviven con nosotros… 
Como a casi todos los que cuentan, me ocurrió en la ruta. Siempre que me tocaba hacer un viaje largo de entrega y de noche, renacía en mí esa esperanza de tener algún genuino avistaje por ahí. Esto me mantenía expectante y sin sueño siempre. Para romper aquella monotonía  esperaba encontrar algo distinto al conocido brillo de las estrellas. Y ese algo por fin apareció, llegando yo con mi traffic a un cruce. Para comenzar,un sorpresivo sonido, agudo y oscilante se metió en mis oídos como un silbido lanzado desde el infinito. A la par el vehículo empezó a sacudirse y a zigzaguear como sin control. Había perdido  adhesión con el piso, ya que enseguida lo noté en un volante de pronto muy alivianado. Se había puesto tan ingobernable hasta que sin razón alguna fue perdiendo su velocidad aún con el motor acelerando. Por ahí pensé en una abducción. Y lo que me faltaba para completarla  vendría rápidamente. Una luz, que por delante y encima,  parecía oponerse a mi camino me encegueció al acercarse con su fulgor  rojizo y turbulenta proyeccción, mientras que otras amarillas y pequeñas no paraban  de encenderse y apagarse  intermitentemente a su costado como formando parte de un mismo propósito... 
Cuando me convencí que nada podía  hacer yo solo y  con mis propias manos, cerré los ojos y  dejé toda conducción en las  de nuestro  Dios que siempre nos acompaña... Poco después, ya con un vacío en el pecho me sentía  inconciente y flotando  en el espacio, o en la nada, y la noción del tiempo la perdí ahí mismo...Pero nuevamente. Otra  luz fuerte y concentrada quemó mi cara despertándome. Salía de un confuso estado para meterme en otro que menos entendía. Al abrir los ojos vi a mi alrededor siluetas humanoides que me observaban desde muy cerca. Rostros verdosos, sin nariz ni boca que aparentemente se comunicaban entre ellos en silencio, a través de los ojos y con suaves ademanes. Luego entré en un vano más  profundo y dejé de darme cuenta…  
Cuando desperté de una manera mejor , supe que estaba en una sala de terapia intermedia. Que un familiar me daba la noticia que había sido operado de un pulmón. Y que a su vez me tranquilizaba con que había sido un accidente con suerte; El propio   conductor del camión estacionado  a la vera de la misma ruta, que por último embestí, había comentado que  son muy comunes  las repentinas ráfagas de vientos huracanados en esa zona desértica. Y que lo mejor es parar y esperar  que pasen aunque sea de noche. Y nunca, jamás responder con maniobras bruscas como la mía si un solitario farol en  un cruce se desprende del cable en plena tormenta de tierra polvorienta.…  
Por eso, valga esta experiencia. Desde aquella vez tengo, como dije, la plena conciencia que los E.T viven agazapados  dentro de nosotros mismos. Son esos "E"rrores "T"remendos que cometemos  cuando por ahí conducimos distraídos pensando en cualquier estupida idea sobre lo desconocido   
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