La reacción inadecuada condujo al encuentro no programado,
… y la situación no bastó para corregir la duda.
Tus preguntas fueron satisfechas,
así visto las consecuencias eran lógicas,
… un obvio desenlace.
Enciendes el auto,
el paisaje cerrado por la lluvia blanca,
sin precaución y los dedos temblando.
Aceleras…
con las imágenes hiriendo los segundos.
Una hora antes en la ventana del segundo piso,
y ahí lo viste,
parado bajo el árbol sin hojas,
en medio de la ventisca gigante…
¿cómo?.
Los ojos antiguos fijos en ti,
en tu cuerpo ausente de ficciones,
en tu piel muda y contraída.
¿Escapar del pseudo – delirio?,
…de aquella pesadilla necesaria?.
El susurro pronunciado hace años,
lo convertiste en el ritual nocturno,
ese rostro y las palabras esculpidos en tus recuerdos,
ocultándote en el escenario elegante…
Y el cielo gris vociferando tempestad,
el camino errático,
las curvas y el bosque negro…
al límite del desastre,
lagrimas y sonrisas.
¿Es posible que recuerdes lo que te dijo?,
porque él lo vio,
descubrió lo que tiene al humano,
y te lo dijo al oído…
nunca lo olvidaste.
¿Cómo arrancas de una sombra?
… de tu sombra?
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