Los Bolsillos (Cuento de Navidad)
uno
Nathan era un ángel bonito, de formas suaves, de nariz pequeña, tenía esa mirada con chispitas que a todos les agradaba, los otros ángeles veían en él la mirada de Dios.
Era inquieto, alegre, siempre se dejaba llevar por sus alas como disfrutando el vuelo, , era tan feliz haciendo sus tareas diarias, cantaba y sonreía, pero por sobre todo esperaba, ansiosamente esperaba... sabía que en algún momento le darían su misión.
dos
Javier y Jorge vivían en el mismo barrio desde que nacieron eran muy amigos, se conocían de siempre, ambos tenían 12 años, cumplían el mismo mes, solo con dos días de diferencia. Javier seguía a Jorge en todo, pues a pesar de que su amigo era físicamente más pequeño que él, era el que ideaba todas las travesuras que ambos hacían.
La mamá de Javier había fallecido hacía dos años, su papá no soportaba su ausencia y bebía desde entonces, se emborrachaba a diario, por lo mismo, no duraba en ningún trabajo.
Los dos niños iban en el mismo curso, pero a Javier últimamente no le interesaban los estudios, sus notas eran insuficientes y sabía que probablemente repetiría.
A los padresde Jorge no les gustaba este amigo, sabían que necesitaba ayuda, pero sentían que su hijo podía ir por mal camino con esta amistad, pues nadie lo controlaba, desde que su madre no estaba siempre se le veía algo sucio y no hacía sus tareas del colegio. Jorge sufría con esto, Javier era su amigo y a pesar que sabía que los mayores tenían razón, el no lo iba a dejar solo, trataba de ayudarlo en las pruebas y hacían juntos los trabajos, pero Javier a pesar que era grandullón, muy parecido a su padre no comía bien y por las noches deambulaba hasta tarde en la calle, en las cercanías del bar que frecuentaba su papá, esperando a que volviera a la casa borracho, el sabia que sufría y no lo podía dejar solo, sin embargo si no fuera por Jorge, su único amigo, ya se habría ido de la casa, pues sin su mamá todo era malo y triste.
Tres
La señora Sonia llegó al cielo un día cualquiera, entro insegura, pues no sabía que pasaría ahora, quería volver pues había dejado a su hijo dudaba si su marido seria fuerte para vivir sin ella. Le explicaron que era su minuto, que la necesitaban, que debía prepararse para su nueva misión. Pero ella seguía preocupada, quienes la llevaban de la mano le susurraban al oído: “hiciste bien tu trabajo, le enseñaste lo necesario, cuando él requiera ayuda nos lo hará saber”.
Cuatro
Jorge se fue a buscar a Javier temprano ese día, le pidió a su mamá que lo invitaran a almorzar, antes quería que estudiaran matemáticas, tenían prueba y a su amigo le costaba mucho entender cualquier cosa últimamente, si no le iba bien Javier podía repetir este año.
- hola Javi, ¿qué haces?,
Javier estaba sentado en el marco de la ventana de su dormitorio mirando hacia el patio,
- miraba el naranjo, está lleno de flores, mi mama lo plantó para que yo comiera naranjas porque tienen vitamina c, pero a mí me gustaban porque ella les sacaba la cascara, pero ahora no creo que me gusten tanto, a veces siento que mi mamá viene a verme, se para al lado del naranjo y me mira… tiene pena por mi y no me puede ayudar.
- Pero Javi, ¿en qué quieres que te ayude tu mamá? a lo mejor yo puedo hacerlo también
- Mira Jorge, mi papá no para de tomar, seguro que este año repito, mira mi casa, cada día está más sucia, cuando se acuerda compra comida, si no fuera por la beca del colegio, yo no almorzaría. A veces me gustaría tener una abuelita o una tía donde irme, así sería más fácil, pero no hay nadie donde me pueda ir.
- Javi, preocupémonos por la prueba de hoy y de ahí pensamos un plan para que se arreglen las cosas, ¿quieres?
- ¿Te acuerdas que mi mamy plantó también un damasco?
- no
- a mí me gustaba mucho, mi mamá decía que me iba a hacer mermelada cuando hubiera muchos damascos maduros
- ¿Y quedó rica?
- no sé, el damasco se quemó
- ¿Vamos a estudiar?
- ...vamos
cinco
(Sonia seguía en el limbo, no lograba avanzar, su alma estaba dividida, dos manos pequeñas la tenían asida, no podía olvidarlas, repletas de gajos de naranjas, la boca llena de risa. Se había escapado hace unos días hasta la sombra del naranjo, a acariciarlo de lejos, intentando protegerlo.)
seis
Les fue bien en la prueba de matemática, era la última, Javier pasó a séptimo con un promedio de 4,0, Jorge con un 6.8, podría haber sido más alto, pero sus últimas notas no fueron sietes como siempre, sé veía preocupado por algo dijo la profesora.
se acercaba la Navidad y Javier pensó en darle una sorpresa a su papá, le pidió ayuda a Jorge, sacó el árbol de pascua del entretecho y con entusiasmo, limpiaron la casa, a las 8 de la noche ambos estaban sentados frente al pesebre, solo iluminados con las luces del árbol, Jorge mira la estrella en la punta y dijo:
- sabes Javi mi abuelita siempre dice que los deseos de los niños son escuchados por Dios
- ¿Los buenos y los malos Jorge?
- sí, pero si tu pides a Dios cosas buenas, seguro que te ayuda
- pero yo quiero muchas cosas, no sé si Dios me va a escuchar
- Javier yo creo que a ti te faltan algunas cosas, otras las tienes pero hay que arreglarlas un poco
- no te entiendo
- no tienes a tu mamá ahora, pero ella esta mirándote del cielo, no tienes hermanos, pero me tienes a mí, que soy tu amigo, tienes a tu papá, pero él está un poco perdido
- mmmh
- si tú hablas con Dios seguro que te ayuda
- Tienes razón, mi mamá siempre le hablaba a Dios como si fueran amigos, a lo mejor si yo le hablo igual..... lo voy a hacer: “Hola Dios, yo soy Javi, mi mamá se fue al cielo, pero yo creo que ella está triste, la he visto junto al naranjo, mi papá no para de tomar, ¿Dios tu me podrías ayudar con eso?, mi papá necesita a mi mamá, yo sé que mi mamá no va a volver, ya soy grande, pero si mi papá fuera como antes, quizás si él me quisiera a mi tanto como la quería a ella, tal vez me iría mejor en el colegio, no pasaría hambre por que el ahora se toma a veces toda la plata, yo no quiero regalos este año, en realidad yo se que el Jorge igual me va a regalar algo, bueno yo quería una bicicleta pero esa puede esperar, pero si mi papá dejara de tomar, quizás hasta le podríamos conseguir una novia, nunca como mi mamá, pero a lo mejor no se sentiría tan triste, ojalá me estés escuchando, si tú me mandas ayuda te prometo que hago la primera comunión, amén”.
- amén, té apuesto Javi que pronto vamos a ver resultados, mi abuelita sabe mucho porque es bien vieja.
Siete
Nathan estaba ansioso, desplegó sus alas y se fue al encuentro de su jefe, le había anunciado ayer que venía temprano... una oración había sido recibida, (había tan pocas oraciones últimamente) un niño que pedía ayuda, todos los ángeles estaban nerviosos, deseaban ser designados, un niño era la misión más difícil pero también la más hermosa, sin embargo el jefe lo venía a visitar a él, Nathan estaba algo más que nervioso.
Joel era un ángel luminoso, antiguo y sabio, miro a Nathan con ternura, lo vio venir a su encuentro, sabia de él muchas cosas y estaba seguro que era el ángel correcto.
- ¿sabes que eres el elegido verdad?, pues bien ya conoces las reglas, él sabrá que eres un ángel solo si es absolutamente necesario y solo Dios lo decidirá, partirás ahora mismo. Deberás usar ropas acordes para tu trabajo, éstas prendas tienen muchos bolsillos, cada uno contiene dones que puedes usar, manéjalos con sabiduría como se te ha enseñado.
El pantalón tiene un bolsillo de parche en el lado izquierdo, en él puedes reunir a dos personas que están lejos, cualquier distancia, cualquier dimensión, solo por un instante.
El bolsillo del lado derecho sirve para guardar amarguras ajenas, dolores, elige bien lo que eches allí, no todas las penas y dolores deben ser quitados, recuerda que también el dolor tiene su razón.
Hay un bolsillo en tu camisa con pequeñas sorpresas, revísalas durante el viaje, úsalas con cuidado, entrégalas en el momento justo, has sido educado para esto, recuerda que Dios te ama y en el tiempo que dure tu misión hablarás con él en forma directa, recurre a él y sólo a él.
- Joel, ¿es normal que esté nervioso?
- ja ja ja
ocho
El curso de los chicos había organizado un paseo de fin de año, habían hecho rifas y completadas para reunir el dinero suficiente para ir todos a la piscina, Jorge pasó a buscar a Javier y se fueron temprano al colegio, donde los esperaba el bus que los llevaría, el día estaba perfecto era ya mitad de diciembre, cantaron todo el camino, al llegar lo único que querían era meterse al agua. Javier y Jorge fueron los primeros en tirarse en ella, ambos nadaban de maravillas, habían hecho el curso de natación juntos a los 8 años, este iba a ser un día perfecto.
A las doce la profesora los llevó de excursión, el paseo resultó entretenido y de vuelta Javier traía una araña pollito escondida en uno de sus bolsillos para asustar a las niñas, a las dos se sirvieron el almuerzo y la profesora les propuso unos juegos para esperar la hora de meterse de nuevo a la piscina. Javier y Jorge se miraron con picardía, entonces deslizaron la araña por encima de la mesa de picnic, donde estaban sentadas la mayoría de las niñas del curso, estas empezaron a correr en todas direcciones mientras los chiquillos las perseguían con la gigantesca araña, riendo y gritando para asustarlas más.
Sin darse cuenta Javier empujó a una persona que estaba cerca de la piscina y esta calló al agua, Javier primero se quedó parado sin saber qué hacer y luego se lanzó para salvar al muchacho, el joven empezó a toser, con la cara roja por la congestión y el susto.
- por favor perdóname, estábamos jugando y no te vi
- No te preocupes
- No te vi, ¿te sientes mejor?
- Si, mucho mejor ¿cómo te llamas?
- Javier ¿y tú?
En eso llegaron todos corriendo y Jorge aprovecho el alboroto para soltar a la pobre araña que se escabulló feliz de que la dejaran en paz.
La profesora reprendió a los chicos, mientras que la mamá de uno de los niños que era enfermera revisaba al muchacho, el que además de estar todo mojado estaba en perfectas condiciones, Javier le paso su toalla para que se secara y la profesora lo invitó tomar café, el aceptó muy alegre y dándose vueltas le dijo a Javier:
- Nathan, me llamo Nathan, gracias por sacarme del agua, me encantó la araña
- Tu... ¿de dónde apareciste?, no te vi hasta que choqué contigo
- te estaba esperando, pero nunca creí que me caería al agua
- ¿Me estabas esperando?
- si, tenemos trabajo por hacer
- ¿Por hacer? ¿Tú y yo?
- mmh, si es que soy el nuevo Psicopedagogo del colegio y tu profesora pidió atención especial para ti aún después de clases
- ¿Por qué?
- ¿Un 4.0 promedio no te parece buena razón, y que no te bañes muy a menudo?
- no eres muy psicólogo para decir las cosas
- mmh, es mi estilo ¿Te parece que conversemos debajo de ese sauce?
- ¿No debería haberme dicho la profe?
- creo que yo me adelanté un poco, es que es mi primera misión
- ¿Misión?
- eeeh, trabajo, mi primer trabajo, estoy haciendo mi práctica. Javier, ¿echas mucho de menos a tu mamá?
- Si, quizás si mi papá no me dejara tanto solo, supongo que ya sabes que él se puso a tomar desde que murió mi mamá, me gustaría que estuviéramos más tiempo juntos, el nunca va a reemplazar a mi mamá, pero es mi papá, por ejemplo hoy día, si él hubiera ido a la reunión de curso, se podría haber ofrecido para venir al paseo con nosotros, ¿no crees?
- ¿qué vas hacer para la Navidad Javier?
- no sé, igual Jorge y yo, Jorge es mi mejor amigo, limpiamos mi casa y pusimos el árbol, quería darle una sorpresa a mi papá, pero cuando lo vio se puso más triste
- ¿Y pediste regalos?
- No, o sea sí, pero no creo que lleguen este año. ¿Sabes que me gustaría en realidad, más que una bicicleta? poder abrazar a mi mamá aunque fuera un ratito, y que mi papá pudiera abrazarla también, Nathan, ¿tú crees que estoy loco?
- Sí bastante. Jajajajajaja, claro que no Javier, lo que deseas es muy hermoso, porque además no lo quieres sólo para ti, incluyes en tus sueños también a tu papá.
- supongo que son sólo sueños
- bien ya es hora de meterse al agua de nuevo (decía esto revolviendo uno de sus bolsillos), me gustó hablar contigo
- a mí también hace tiempo que no hablaba con un adulto sin que me diera vergüenza
- ¿Te parece si hablamos mañana de nuevo?
- si me gustaría mucho
nueve
Don Javier era un hombre de 46 años, robusto y alto, un hombrote decía su mujer, trabajaba en la construcción como jefe de obras, no era una persona muy educada, más bien era una persona simple, con sentimientos nobles, su familia lo era todo para él, su mujer y su hijo, pero ahora Sonia no estaba, el cáncer de mamas se la llevó, lo detectaron muy tarde, cuando ya se había ramificado por todas partes, no lo soportaba, sentía que era su culpa, por no insistir en que se controlara, por no darle una mejor vida, con dinero también se compra salud, pensaba don Javier, mientras caminaba rumbo al bar como todos los días desde hace dos años, a quitarse la rabia, tratando de olvidar.
Pero al abrir la batiente de la entrada vio un reflejo en el vidrio que lo dejo perplejo, ahí estaba Sonia parada enfrente, debajo de uno de los ciruelos de esa calle, mirándolo, con una de sus manos apoyada en el hombro de su hijo Javier que estaba medio escondido detrás del árbol, también observándolo.
Soltó la puerta confundido, dio la vuelta para mirar hacia el árbol pero no había nadie, corrió para mirar de cerca, entonces vio a su hijo agazapado y asustado de que él lo hubiera encontrado allí.
- Javierito, por Dios hijo, ¿qué haces aquí?
- papá, yo....
- Vamos a la casa, vamos... caminemos... ¿Estabas... sólo?
- Si papá, te esperaba para cuando salieras e irme contigo a la casa
- Pero ¿por qué?
- es que me da susto estar sólo en la casa
- Pero hijo... ¿y los otros días, cuando yo no llego temprano?
- es que.... yo te vengo a esperar todos los días, por si te caes o por si te asaltan... es que no quiero que tu también te vayas
- Javierito hijo…
diez
Los dos amigos se encontraron temprano era el último día de clases, faltaba poco para Navidad y en el colegio había una fiesta ese día.
Javier se sentía raro con lo que había pasado la noche anterior, escuchó llorar a su papá encerrado en su dormitorio, también lo sintió hablarle a su mamá. Por la mañana salió temprano y le dio un beso en la frente.
Le había comentado a su amigo lo del Psicopedagogo del colegio y ahora sentía ganas de hablar con Nathan y esperaba encontrarlo.
Los profesores, inspectores y auxiliares habían preparado una fiesta para los alumnos, regalos y premios para los mejores de ese año, y Jorge era uno de los premiados, Javier iba con intenciones de ganar alguno de los concursos. El día resultó muy entretenido, les repartieron dulces y torta y al final llego el viejo pascuero, los niños pequeños eran los más contentos.
Javier había perdido la esperanza de encontrar a Nathan, había preguntado en inspectoría, pero le dijeron que el joven empezaba su trabajo en marzo y que ahora solo había presentado sus papeles, lo que le pareció muy raro, pues Nathan había dicho que lo vería para conversar ese día. Cuando ya se retiraban a sus casas, con los bolsillos llenos de dulces y los premios ganados, Javier vio a Nathan venir desde el gimnasio haciéndole señas para que esperara, no supo por qué pero se alegró mucho de encontrarlo. El joven los acompañó camino a casa de Jorge comentando alegremente los sucesos de la fiesta.
Luego de dejar a su amigo, Javier le contó a Nathan lo que había ocurrido con su papá.
- Nathan ¿por qué mi papá se habrá puesto así?
- mmh, ¿cómo así?, ¿triste? ¿Cariñoso? ¿Pensativo?
- raro, como si recién se hubiera dando cuenta que estamos los dos, que sólo somos él y yo ahora
- creo que él lo va a lograr porque te quiere mucho, ya vas a ver, ¿qué pediste para Navidad?
- pero ya me preguntaste
- mmh, es verdad pero ¿qué era? (Nathan hurgaba en uno de sus bolsillos)
- una cosa que no se puede, quiero abrazar a mi mamá
- ¿Y la bici? (Nathan seguía hurgando en sus bolsillos como si no encontrara lo que buscaba)
- ah bueno, no creo que mi papá pueda, otra vez se quedó sin trabajo anteayer
- mmh, ¿te gustaría un helado?
- Sí de chocolate por fa
Cruzaron la calle hasta la heladería, en eso Javier ve a su papá saliendo de un edificio
- ¡papá! hola, estuvo buenísima la fiesta en el colegio,
Don Javier le sonrió y mirando a Nathan le dice a su hijo
- tengo trabajo Javi y te prometo conservarlo, comienzo mañana
- papá él es Nathan, trabaja en el colegio (Javier no quiso decirle que el Psicopedagogo lo estaba tratando, para no preocuparlo mas)
- Mucho gusto señor, ¿nos vamos a la casa hijo?
- ¿Podríamos invitar a Nathan a la casa uno estos días?
- si Javier por su puesto, cuando tú quieras
- Nathan podrías venir la víspera de la Navidad ¿te gustaría?
- acepto encantado, si me permiten llevaré una botella de vino para la cena
- Don Javier lo miró algo confundido… no ... en nuestra casa ya no se bebe alcohol, desde hoy nunca más señor … de verdad hijo, nunca más
- Disculpe, no quise ofenderlo, pero... ¿el postre estaría bien?
- No me ofende amigo, el postre va a estar muy bien.
once
Jorge despertó asustado, escuchó que Javier gritaba su nombre desde la calle, miró la hora, esto era muy raro, sobre todo porque era sábado y más encima estaban de vacaciones, su amigo despierto temprano, extraño …
Se asomó a la ventana y ¡oh peor! Javier muy bañado y limpio agitando las manos para que bajara.
- ¡hola Jorge! Estoy muuy contento, te acuerdas de nuestra oración, Dios nos escuchó, mi papá, lleva dos días sin tomar, hicimos aseo y me dejó venir a invitarte a almorzar, dijo que nos iba a hacer pollo asado con papas fritas, Jorge no puedes dejar de venir, tu también ayudaste para que esto esté pasando, por fa, por fa tienes que pedir permiso ahora
- Shtt no grites, ¿estás loco?, mis papás están durmiendo, son las 10 de la mañana, es sábado, estamos de vacaciones, pero si, voy, no te preocupes, ¿me acompañas a tomar desayuno?, pero callado ¿ya?
- Perdona Jorge es que hace mucho que no estaba tan contento, ni te imaginas, mi papá se levantó temprano, me llevó desayuno a la cama y me tenía la ropa lista, lo malo es que ahora me va a obligar a bañarme todos los días
- Te pasaste pa’ cochino Javi, ¿quieres jugo?
- Sí y... ¿Qué vas comer tú?
- ¿No era que ya tomaste desayuno?
- sí, pero con el tremendo baño que me tuve que dar tengo hambre de nuevo ¿nos comemos un pancito?
- ja ja ja ja. Javier te vas a poner guatón ahora que tu viejo está cocinando de nuevo.
- yo creo que sí, mi viejo cocina muy bien
- Y tu “amigo nuevo” ¿no ha venido?
- Jorge aunque tú te enojes, desde que Nathan apareció, las cosas se me empezaron a arreglar
- Nada que ver, porque lo que en realidad resultó fue nuestra oración, ¿no te acuerdas lo que te dije que decía mi abuelita?
- Si claro, pero yo creo que nuestra oración resultó, pero también creo que Dios me puso a Nathan para que me ayudara.
- si tú lo dices...
- Jorge, tú eres mi mejor amigo, mi único amigo, mi hermano, pero Nathan es grande, es un adulto, tienes que aceptar que él me ha ayudado
- Bueno sí.
- Mañana es noche buena, ¿vas a ir a la iglesia con tu papá y tu mamá?
- Sí ¿y tú?
- siii, solo que voy a echar mucho de menos a mi mamá, después vamos a cenar con mi papá, ¿te conté que invitamos a Nathan a cenar?
- siiii, 10 veces, ¿a qué hora nos vamos a juntar mañana?
- ¡Ah!, esa era otra cosa que tenía que decirte, mi papá dijo que después de cenar quería que viniéramos a tu casa a saludar
- ¿En serio? realmente está de vuelta tu viejo Javi
- Oye Jorge ¿me puedo tomar otro juguito?
- ¡si ya te lo tomaste todo, buche!
Doce
Nathan estaba dudoso, camino a casa de Javier, pasó a una iglesia, allí en silencio se puso a conversar con Dios, comunicación directa había dicho Joel, hasta ahora había estado tranquilo, pero hoy él deseaba saber si podía terminar antes de la noche buena su misión o por lo menos volver para celebrar el cumpleaños de Jesús, era la primera vez que iba estar lejos. La iglesia sin que Nathan se diera cuenta, tan concentrado estaba, se fue llenando de gente, que venía a celebrar el nacimiento de Jesús, no se dio cuenta en que minuto también estaba cantando y rezando con todos ellos.
Cuando salió de la iglesia estaba más radiante que nunca, fue a la heladería y pidió una torta helada de chocolate, mientras que sus manos revolvían los bolsillos ordenando algunas cosas que tenía en mente.
Nathan sonrió al ver lo linda que se veía la casa de Javier, el jardín limpio recién regado, luces en las ventanas, se sentía el amor, un amor que solo Dios podía producir en las personas, respiró profundo disfrutando un aire que sabía que no necesitaba, pero eso lo hacía sentirse cerca de las personas con las que ahora iba a cenar, se acerco a la puerta pero Javier ya lo había visto y salió a su encuentro.
- Hola Nathan, pasa mi papá preparó una comida deliciosa, no te vi en la iglesia.
- yo tampoco té vi Javier pero no importa, mira lo que te traje de postre
- ¡¡¡¡Torta de chocolate!!! Papá mira...
Don Javier sonriente se acercó estirando una mano para saludar, pero Nathan sencillamente lo abrazó
- Que bueno que vino, Javier lo ha estado esperando desde que llegamos de la iglesia, siéntese a la mesa que ya voy a servir.
La cena fue llena de emociones pero también disfrutaron la buena mano de don Javier en la cocina, que había preparado una deliciosa carne mechada y muchas ensaladas, pero por supuesto para Javier el postre fue lo mejor.
Se sentaron alrededor del árbol navideño a esperar las doce de la noche, aun faltaba media hora, entonces Nathan les dijo:
- Javier yo quería darte algo especial en esta noche tan importante, en la que nuestras penas y recuerdos se mezclan con la alegría del nacimiento de Jesús, este tiempo ha sido difícil para ti y tu papá, yo sé don Javier que usted está superando un gran dolor y también quiero compartir este presente con usted, no puedo quitarles la pena que sienten por la ausencia de la señora Sonia, porque esa tristeza es por amor, el amor también tiene esa cara a veces, nuestro señor lo sabía cuando entregó su vida por todos nosotros.
Don Javier y su hijo se miraron algo confundidos, quisieron decirle a Nathan que no era necesario, que su amistad había sido un gran regalo este año, pero Nathan siguió hablando:
- tengo en mi bolsillo izquierdo de la chaqueta un regalo para ambos, pero lo especial de él es que ustedes deben sacarlo de donde está
Nuevamente se miraron confundidos, pero Nathan no les permitió dudar y tomando sus manos las introdujo en su bolsillo
.
Javier y su papa un poco pillados por sorpresa, abrieron la boca para decir algo, pero de pronto ya no estaba Nathan ni la sala, ni el árbol de Navidad, y en su lugar el patio de la casa y el damasco, que se suponía que ya no existía, lleno de damascos maduros y la señora Sonia riendo con los brazos bien abiertos para recibirlos, llena de luz, sin ninguna sombra de la horrible enfermedad que se la había llevado.
Ambos supieron que no había nada que preguntar, solo hacer lo que tanto habían pedido, que tanto habían añorado, se dijeron tantas cosas, se besaron por todos los besos que habían hecho falta, se perdonaron lo que había que perdonar, Javier no sabía si en su vida volvería a sentir tanta felicidad. Pasaron horas, ¿o fueron segundos?
No querían separarse pero los tres sabían que era un regalo por esa noche. La señora Sonia se separó de ellos lentamente por fin en paz, dispuesta y feliz a cumplir las tareas que le tenían preparadas.
Fue como un parpadear y estaban de nuevo en la sala, solo que Nathan ya no estaba, en su lugar junto al árbol una bicicleta, con un letrerito que decía, “no te olvides que Dios te ama”
trece
Nathan desplegó sus alas y se dejó llevar, estaba feliz, había llegado justo para celebrar el cumpleaños de Jesús, nadie lo había felicitado, pero no era necesario, los ángeles no necesitan esas cosas, pero Dios lo había mirado de forma especial y Joel le había guiñado un ojo, no sabía que tan difícil o fácil había sido su misión, pero le había gustado tanto!, ahora sabía lo que era ser un ángel de verdad.
Catorce
Don Javier, y los dos chicos, se estaban tomando un jugo, hacía calor, eran las 7 de la tarde, esa noche esperarían el año nuevo las dos familias juntas, los chiquillos le estaban ayudando a preparar todo, pero él quería darle una sorpresa a Javier, y los llevó al patio,
- Javier saca la pala y la picota del cuarto, quiero que hagamos algo muy importante juntos
- ¿Que vamos a hacer papá?
- primero vamos a cavar un buen hoyo y luego plantaremos este arbolito que tengo escondido aquí detrás de estas matas
- ¡Papá vamos a plantar un damasco!
- Sí, uno que crezca hermoso, para que siempre podamos reunirnos con tu mamá, no te garantizo que me resulte la mermelada, pero no nos quedaremos sin intentarlo.
- ¡Jorge mira! las naranjas ya maduraron
- Javi creo que tu mamá quiere que no solo comas mermelada, guatón, sino que harta vitamina C, jajajaja
- ¿Por qué Nathan se habrá ido así, papá tú crees que Dios lo haya enviado?
- no lo sé Javierito, a veces creo que solo fue un sueño,
- yo no creo que hayamos soñado, abrazar a mi mamá fue lo que yo le pedí a Dios, seguro que es nuestro ángel de la guarda, además la bici es real
Terminaron de plantar el árbol y se quedaron ahí mucho rato, cada uno pensando en las cosas vividas, convencidos de que nada podía ser mejor que estar juntos.
(La señora Sonia los observaba de lejos, de la mano de Nathan que la conducía directo a la presencia de Dios.)
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