Un ojo negro de cuervo en las tinieblas me escruta, a lo lejos,
A miles de verstas de distancia.
Soy solo un hombre insignificante en un océano de insignificancias,
Pero el cielo parecería señalarme.
La luna sangra esta noche, como augurando mentiras.
Cierro los ojos y sueño fantasmagorías lejanas y aterradoras
Que me atenazan en este estado de catalepsia del alma
Yo no trascenderé sobre los reinos muertos,
Solo seré al final, mas polvo en el camino,
Inconsútilmente mezclado con los comunes, con los invisibles.
No seré ni Dios ni Amo, no seré Héroe, no seré Magister de Occidente
No seré padre ni dejare descendencia alguna,
Salvo estas pocas palabras cripticas garrapateadas con prisa,
Que quizá, mañana, tú leerás.