Él, conocedor de su habilidad,
quiso desnudarla con la mirada y lo logró,
ella, aparentemente inadvertida de lo que sucedía
se movía como si estuviera arropada,
pero sentía una brisa inquietante en su abdomen y
casi sin pensarlo intentó verse reflejada en el brillo de la ventana
quien le devolvió su imagen desnuda,
perturbada se miró a si misma y vio que tenía puesta su remera negra.
Él fue por mas,
comenzó a olerla aunque entre ellos hubieran metros de distancia,
olió muy de cerca el perfume de su piel levemente sudada
y, al exhalar él sobre su cuello ella sintió el viento de su respiración.
De inmediato sintió ella que acariciaban sus muslos,
se dio vuelta para mirarlo y tomo conciencia de la distancia, era imposible
y él, haciendo abuso de su don
subió su mano áspera, suavemente, peligrosamente.
Ella comenzó a temblar y a perder el control,
levantó la vista, lo miró a los ojos , camino a su encuentro
y sin mediar palabra lo asaltó en un arrebato de éxtasis sexual,
Él, quien creyó manejar los hilos desde el principio,
quedó atrapado en la red que con paciencia ella tejió,
su primer paso fue en un sueño nocturno de luna llena
regalarle a él ese poder.
|