No soy objetiva con la vida.
La espita no alcanza, no abre el paso.
La maleza enmarañada golpea,
dando tumbos camino sin rumbo
el brillo del sol sale a mi encuentro
mostrando la sonrisa del nuevo día
entibiando las horas del encierro.
Se vislumbra los rayos, la claridad perdida
expandiendose el cielo ante mis ojos
borrando las lágrimas sin consuelo.
Texto agregado el 27-12-2012, y leído por 102
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