Hoy la luz del día se cansó antes que yo, y hace tiempo se retiró a meditar, a ver qué hace mañana... aún no lo sabe.
Camino entre charcos salpicados de estrellas. Caras despintadas se reflejan en miradas furtivas que se apartan a mi paso, con recelo.
Un gemido, dos siluetas, tres monedas, cuatro manos al compás...
Las luces en las ventanas hace rato que agonizan.
Me dejo caer junto a unos pobres huesos desvencijados que, un dia, la vida arrojó a un banco de un parque cualquiera entre orines y colillas.
Estoy cansado. Cansado de vivir una vida que no me pertenece.
Yo no debería estar aquí. Soy un okupa de este mundo, de este tiempo. 
Quiero desvanecerme con la bruma de la noche que impregna cada átomo de mi ser. Nadie se dará cuenta. Nadie me echará de menos.

Esta noche la luna, se cansó antes que yo, y hace rato se retiró a meditar, a ver qué hace mañana. Aún no lo sabe.