¿Te acuerdas, Lulú, de nuestros miércoles?
Todas las noches hacíamos pasta y legumbres.
¿Qué haces los miércoles ahora,
Sin tu Côtes de Rhône? ¿Qué haces sin tu petit choc?
Me dueles en la columna,
Te extraño desde el comedor.
Todo este ciclo de pensarte,
Todo este vicio de recordarte.
Si esto fuese un reloj de arena los granos pesarían toneladas,
¿Desde dónde te he de buscar, Lourdes?
Ya no encuentro lugar que no me recuerde a ti.
Eras la musa perfecta, un palíndromo de ideas y emociones.
Te encuentro en cada grumo de harina,
Como cuando hacíamos arepas.
Cada vegetal que corto,
Cada memoria que me corta.
¿Desde dónde te puedo ver, Lulú?
Tu almohada y tu lado de la cama,
Todo está hecho a tu molde.
Te extraño desde cada recoveco de la casa.
Y todas las memorias, Lulú, las olvidaste.
Dejaste aquí hasta el último recuerdo.
Los sartenes no son los mismos,
Ya nunca se calientan.
La regadera se siente vacía,
La casa se siente como un pueblo fantasma,
Todas nuestras aventuras, todos nuestros momentos,
Fueron sueños de coladera.
Ya vuelve, Lulú, es viernes,
¿Con quién iré a ver a Adriana?
Se pasan los fines de semana,
¿Dónde quedo yo sin ti cada mañana?
Y es que me despierto seco, Lulú,
Estoy así como disecado jorobado sobre el escritorio,
Si me vieras, Lulú, escribo y escribo pero no hago caras.
Me dejaste a medio trago, como si nunca taza de maté caliente.
He considerado ya quitarle las baterías a los relojes de la casa,
Quiero que persistan las memorias.
Es tan vacío esto de estar solo con el mundo, Lulú,
Y todo porque vaciaste el mundo desde que no estás aquí.
|