Como parimos hijos en el alma.
Cuando la guerra nos alcance. Caminaremos de nuevo
por campos desolados , vacíos , buscando un refugio de páz.
(La copia exácta del descanso, sabemos, no se repetíra)
El mismo que atrás dejamos. Cuando la guerra nos alcance
transportaremos los trinos y graciles figuras de gorriones
bañandose en las aguas. Para que nos guien por los tallos
llenos de espinas, hásta que lleguémos a la cima nueva,
que es la próxima rosa abierta. Para descubrir de nuevo
húmedades que conocemos, húmedades que dejamos.
Cuando la guerra nos alcance y las bombas que llúevan
no sean de rosas ni chocolates y la ropa interior ,yá, nó
deslumbre con su rojo y el sól núevo (de núevo),
cansado, ya no encuentre páz, en nuestra humana desnudes.
Recuerda : Parar un poco los latidos rabiosos del rencor,
y piensa que hicimos lo posible, para que estos días
no nos cercaran, ni nos alcanzaran para desdibujarnos.
Recuerda como disfrutabamos viendo el sol desde nuestra cama.
Como parimos hijos en el alma besandonos en las madrugadas .
Cuando la guerra nos alcance. Lleva tús mochilas llenas de risas
y de besos. LLeva los volcanes, el fuego de los dioses en tús manos.
Los dragones alados de rocios. Los niños dormídos en el piso
y las voces lejana en tus oidos. Te quiero capullo.
Adiós . . . adiós . . . destino claro , destino limpio.
Cuando la guerra nos alcance. Debemos cargar algunas cosas.
Las imprescindibles sobre todo; las ilusiones, el deseo de amar,
Junto a los hijos paridos con el alma, en la palma generosa
de las manos. . . (te quiero capullo) para no olvidar. |