CONECTADOS

Conocerla fue así, tan delirante, tan disparatado y agradable, tan fuera de lo común. Y un revés inesperado también, debo admitir. Tanto fue así que en éste instante estoy parado en el mismo lugar de ayer, pero con cada uno de mis sentidos y sentimientos irrazonablemente estremecidos.
Desde hace un tiempo atrás, digamos un año y medio a esta parte, conocí una persona. En realidad No, jamás la conocí; pero sí, también puedo decir que Sí, que sí la conocí. La cosa es insólita, pero es así:
Un día un amigo me hablo de ella. Me describió en detalle la inteligencia que notaba leyendo sus escritos. La manera del decir de sus palabras era poco común, decía; y volvía a resaltar su inteligencia atrapando mi atención por completo. Yo, debo reconocer que no la conocía, jamás la había visto. Sí, en cambio conocía su hermana de manera casual, o dicho de otro modo; la reconocía como se reconocen personas a diario en un pueblo chico.
Mi amigo continuó su relato y después de desviar por un instante sus comentarios hacia las bondades de sus atributos femeninos (Típico), dijo en tono imperativo; “tenés que conocerla”, recordándome otra vez su nombre y apellido.
Hasta ahí, nada existe de disparatado en la historia. Una persona que aconseja conocer a otra; pasa todo el tiempo.
“Entre otras virtudes, la tecnología del siglo XXI ofrece de manera inmediata lo que otros tiempos pasados, no podrían confirmar en toda una vida”
Buscala en facebook dijo Edín (Mi amigo), envíale un mensaje nombrándome y “hacete amigo de ella”, agregó.
Es asombroso como un mecanismo puede conectar dos personas, que; de no haber sucedido así, jamás se reconocerían en la calle si sus miradas se cruzaran de manera casual. Si alguien nos hubiese explicado esto diez años atrás, hubiésemos maldecido por no tener agendado el número telefónico de algún manicomio para internar al infeliz.
Pero así pasó, y así “técnicamente” me hice amigo de ella.
Su poesía era de verdad atractiva, distinta, y leyéndola fue que empecé a pensar: ¿En qué parte de ella vivirán esas palabras que saben tan hermosas? La admiración que me provocaron sus escritos me llevó a curiosear sus fotos y al ver su sonrisa como un sol brillando dentro del paisaje imperdible de su rostro, la imprudencia consentida me provocó un nok aut en el primer roud del que no me pude levantar hasta hoy.
Después, los engranajes de ésta red social empezaron a girar.
Un día, sorpresivamente después de esperarla un tiempo; apareció en el circulito verde del chat, a la derecha de la pantalla –Color que me aseguraba estaba conectada al igual que yo, aunque ella, solo sabía Dios desde que lugar del planeta- Y empezamos a “conversar” dentro de la frialdad que provocan los circuitos de esta tecnología de locos. A esos días sucedieron otros con distintas “conversaciones”, y cada vez que se encendía el circulito verde junto a su nombre, me abalanzaba arrebatado como un loco para “hablar” con ella. Razón por la cual, supongo en la más absoluta certeza, un día su circulito de color desapareció de la faz de facebook para mí.
¿Me había anulado sin siquiera conocer el tono de mi voz?
Tal vez mi entusiasmo era excesivo para ella, puedo entenderlo. No es fácil manejar el entusiasmo de una ilusión detrás del teclado de una computadora donde nada de eso es perceptible. Me gustaba demasiado; lo admito, y no supe manejarlo dentro de la tecnología. Los mensajes al no tener entonación, pueden mal interpretarse, pensé también. Pensé tantas cosas. Uno de éste lado de la pantalla piensa, piensa, piensa sobredimensionando los pensamientos. Todo hubiese sido distinto si la conversación se hubiese desarrollado en un bar, por ejemplo. Lo cual también es incierto que hubiese llegado a buen puerto. Pero al menos el canal de comunicación ofrece otras alternativas al momento de iniciar una “verdadera amistad”. La mirada, los gestos, la sonrisa es un lenguaje que puede decir muchas cosas y las situaciones se pueden revertir cuando uno menos lo espera. Lo cierto es que su decisión destrozó mis ilusiones pensando que yo también le agradaba.
En cualquier relación “natural”, cuando alguien decide cortar el dialogo con otra persona; a otra cosa mariposa. Pero; para eso llegó facebook, para bendecirnos a todos puesto que uno puede estar vedado en algún área del engranaje, pero no en todas. Así fue que, silenciado de cierto modo por ella, la cosa no fue tan así. Sus poesías (Que seguían pareciéndome superlativas) prolongaban la esperanza de mis ilusiones de poder conocerla un día. Yo, hacía “clic” en “Me gusta” y comentaba sus escritos. Ella hacía lo mismo y respondía. Desde ese punto de vista, el dialogo existía en realidad.
En cualquier relación natural, también, cuando uno dice “No” a otra persona, rara vez se entera ésta que fue de la vida de la persona negada. Pero para el “buenazo” de facebook, no es taaaaaan así. Digamos que conocía todo de ella, sus actualizaciones me permitían saber a que hora se levantaba desde su primer “Buen diiiiiaa a tooodos” escrito a las 7:47 AM hasta sus “Buenas nocheees y dulces sueños para tooodos” escrito a las 23:54 PM. Sabía que vivía sola, con dos perros –Lo que me indicaba que era una persona sin maldad-, sabía que hacía gimnasia por las mañanas –suponía entonces una persona sana- , que luego iba a la facultad, que prácticamente no comía carne, que su heladera brillaba de plásticos y metales; pero que sí le gustaba la cerveza, el buen vino, la buena música. Conocía los bares que frecuentaba, donde iba los fines de semana, los lugares que elegía para vacacionar; sabía que era amante de la naturaleza; conocía sus amigas más cercanas; deducía su carácter por lo que se escribía con ellas. Me enternecía su corazón –Ese era un punto que me mataba el alma-, coincidía su con manera de pensar, con su buen humor; sabía qué la irritaba, que la ponía de buen humor; conocía hasta “qué persona” la sacaba de razón. Conocía todo de ella sin haber cruzado un solo -“Hola, que tal” -en toda mi vida.
¿Cómo se hacía antes para conocer una persona? Qué martirio exquisito. Uno era una especie de adivino en bancarrota frecuentando mil lugares distintos, caminando en todas direcciones del barrio, del pueblo; con la ilusión a cuestas, rogando la casualidad se compadeciera de uno para cruzarla en una esquina, en la misma vereda, en el mismo bar, en la plaza; aunque más no sea para verla pasar con el corazón en la boca. La información que antes hubiese costado varios meses de conquista. Hoy estaba desparramada a disposición de quien quisiera verla, expuesta desnuda en un “Muro”.
Ya ven, en realidad no la conocía como pretendí desde el minuto uno, pero a decir verdad Sí, sí la conocía hasta en los detalles menos pensados.
Si Dios un día me concedía la dicha de encontrarme con ella, de tener una charla informal para conocernos, o de tomar una de las cervezas que tanto le gustan ¿De qué hablaríamos en la misma mesa sobre ella? Lo sabía todo antes de descubrirlo y que eso, poco a poco, como en las películas, me enamorara como a un loco antes de perderme en sus ojos para siempre y beber el sorbo esclavo del primer beso.
Así esta mi humanidad. Loco por su belleza. Pero descartado de un plumazo por la tecnología guiada.
Mirando sus fotografías diría que hasta me enamoré de ella, de una persona que jamás conocí pero a la cual, conozco más que a mi propia hermana. Esto es hasta irreal, lo sé. Esta volviéndome literalmente loco.
Maldito facebook.
La próxima vez, sigo los pasos de mi padre; “Envío Flores”. Así nací yo.
Aunque pasen dos mil años más; eso siempre será un buen comienzo.