Inicio / Cuenteros Locales / nassja / La Tormenta de Navidad
Desde la primera noche de Navidad que Amelina recordaba, compartía la cena con su madre; el padre había desaparecido hace varios años. Aquel día amaneció nublado, había llovido toda la noche. Ayudó a su madre a colocar un pequeño pesebre con figuras de madera que su Padre había tallado. La pequeña salió corriendo de la humilde casa, mientras la madre la llamaba. No se detuvo, quería beberse el aire de esa mañana de invierno. Hacía una semana que no paraba de llover y de las frecuentes crisis de asma que no le permitían salir a jugar. Hoy era el momento perfecto para correr en el campo, chapotear y compartir con el niño Jesús que llevaba empuñado en su mano. Se había alejado tanto de la casa que ni siquiera su madre la divisaba. Amelina, hija donde estas! Gritaba la madre, sin respuesta. La niña se tropezó con una rama y dio varias vueltas. La pequeña figura de madera quedó cerca de una pendiente, Amelina se deslizó para alcanzarla y cayo por el barranco. El cuerpo de la niña, quedó enganchado en la raíz de un árbol seco. La brisa comenzó a arreciar y cuando se despertó, el cansancio se exacerbó y con el habla entrecortada por el aire que le faltaba, comenzó su agonía. Trató de moverse pero fue inútil. El brillo de dos lágrimas iluminó su palidez. Pasaron largas horas y una tormenta de nieve cubrió el campo, la madre sin descansar continuaba buscándola. Antes de la media noche, entre la nieve del sendero divisó uno de los botines de Amelina y con horror se acercó al barranco, allí yacía el cuerpo de su pequeña cristalizado por la nieve y en una de sus manos el niño Jesús.
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Texto agregado el 21-12-2012, y leído por 118
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Lectores Opinan |
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22-12-2012 |
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El cuento me pareció muy bien narrado, el final me entristeció. elbritish |
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