Feliz Navidad y un maravilloso año 2013 para todos mis compañeros cuenteros. Con todo cariño aquí les dejo un cuento de navidad.
EL REPIQUETEAR DE UN CASCABEL
Una ráfaga de aire frío irrumpió en la habitación colándose con un leve silbido por entre las tablas que conformaban las paredes de aquel hogar, el piso de tierra, humedecido por hilos de agua producto de la nieve derretida, despedía un olor arcilloso el cual combinado con el humo de la insipiente hoguera que Juan había encendido para dar un poco de calor a sus hijos, producía aquel aroma peculiar que solo se aspira en las zonas humildes de las afueras.
Los niños se apretujaban entre sí para mantener el calor, mientras su padre buscaba cualquier material que sirviera de combustible para alimentar aquella improvisada hoguera.
-¡Ya pronto vendrá Santa, nos hemos portado bien y ahora sí nos traerá algunos juguetes! -
Dijo uno de los hijos, aquellos juguetes que con tanta ilusión pidieron en las cartas que habían escrito algunos días atrás.
Sofía, la más pequeña de todos asomó la carita y preguntó.
– Papito, ¿tú crees que el cascabel que le mandé en mi carta le ayude a Santa a encontrar nuestra casa, para que no se pierda como los otros años?-
Juan con un nudo en la garganta y sin mucha convicción respondió
– Mi amor, ha estado nevando mucho y eso hace que sea más difícil, pero yo espero que tu cascabel le sirva para encontrar nuestra casa-
Le costó trabajo detener la lagrima que asomaba, su pequeña había quitado uno de los cascabeles de su sonaja favorita, aquella que atesoraba tanto por haber sido regalo de su mamá.
Para Juan esta era la primera navidad que pasaría el solo con sus hijos, una neumonía complicada con falta de recursos se había llevado a su esposa hacía ya casi diez meses. Se le achicaba el corazón al ver a sus hijos llenos de esperanza y el alma se la hacía pedazos al imaginar sus caras por la mañana cuando se dieran cuenta que no había regalos, y su ilusión quedara hecha trizas.
Cortó el pan en trozos iguales y los repartió entre todos, sacó un poco de queso que había guardado para la ocasión y repitió el procedimiento, finalmente sirvió a cada uno refresco de manzana, que hizo a los niños dibujar una enorme sonrisa, era una gran ocasión.
–Vamos a cenar hijos, demos gracias por nuestros alimentos y elevemos una plegaria por aquellos que no tienen un techo que los cobije o un pan que llevarse a la boca-
Al terminar la cena, su padre los arropó lo mejor que pudo y contándoles una historia de navidad espero hasta que todos quedaron dormidos.
Esperando un milagro más que otra cosa, Juan caminó hacia el centro del pueblo tratando de conseguir algo para sus hijos, en cada casa solicitaba cualquier trabajo por algunas monedas, pero todos estaban festejando y nadie le hacía caso.
Desilusionado emprendió el regreso a casa, al llegar vio la puerta abierta y sus hijos no estaban, aterrorizado salió corriendo gritándoles y buscando algún rastro en la nieve, al encontrarlo corrió tras las pisadas que se adentraban en el bosque, el corazón bombeaba toneladas de adrenalina por sus venas y sus pupilas abiertas como platos trataban de distinguir algo en aquella espesa oscuridad. De su garganta salían los nombres de los niños una y otra vez, pero no recibía respuesta, finalmente después de varias horas la búsqueda dio frutos, ahí estaban, acurrucados entre los árboles temblando de frío. Juan se abalanzó hacia ellos abrazándolos emocionado.
- Gracias a Dios están bien, pero ¿por qué se salieron? no tienen idea del susto que me hicieron pasar -
Los acariciaba y se los comía a besos uno a uno, cuando de repente se dio cuenta que faltaba la pequeña Sofía.
- ¿Dónde está Sofía?-
Preguntó alterado, volteando y buscando hacia todos lados.
- No sabemos papá -
El mayor le contó que el ruido de un cascabel lo despertó y vio a lo lejos que Sofía se alejaba hacia el bosque moviendo su sonaja, le gritó pero ella ya no lo escuchaba, todos sus hermanos se despertaron y fueron tras ella. Siguieron sus huellas por horas hasta que llegaron a este lugar, en donde las pisadas como por arte de magia habían desaparecido, llamaron a su hermana y buscaron alrededor sin éxito hasta que el frio los hizo juntarse para entrar en calor.
Temiendo lo peor Juan quería correr en busca de su hija, pero no podía dejar a los demás ahí solos en el bosque, decidió llevarlos a casa y pedir ayuda para buscar a su niña, sabía que el tiempo era oro, cargo al más pequeño y apuró la marcha cuidando no dejar a nadie atrás.
-Hijos traten de ir lo más rápido que puedan pero tengan cuidado con las ramas y fíjense donde pisan -
Ya estaba por amanecer y casi llegaban, a lo lejos se veía la casa, pequeña y frágil con aquel improvisado tubo a manera de chimenea, Juan urgió a sus hijos para llegar lo más pronto posible y poder así emprender la búsqueda de su pequeña.
Los primeros rayos del sol los recibieron al llegar al tejaban, a todos les extraño aquel aroma tan diferente, mismo que habían percibido metros atrás, ellos no lo sabían pero… olía a navidad, al abrir la puerta escucharon el repiquetear de un cascabel y cuando entraron vieron que la casa estaba llena de regalos, Juan se quedó petrificado, había presentes por todos lados lindamente envueltos y con grandes moños rojos, por un instante se olvidó de Sofía, pero el fuerte sonido de un cascabel que se alejaba lo volvió a la realidad, todos salieron apresurados para seguir el tañido del mismo, pero ya se oía lejano, Juan estaba a punto de correr tras él cuándo escuchó abrirse la puerta a su espalda y al voltear vio a su pequeña hija Sofía que después de un bostezo y tallándose los ojos le dijo.
-Papito, ¿qué crees que soñé? - …
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