MI CUENTO MEJOR
Yo había escrito decenas de cuentos, todos manuscritos, ninguno editado.
Y siempre me preguntaba. ¿Valdrá la pena, habrá alguno bueno entre tantos?
La respuesta está en los lectores, pero si no me publican, nunca lo sabré.
Más no será porque me quedé quieto, bastante literatura mandé a varias editoriales. Hasta a esos concursos que se termina pagando, pero ni así. Al diario del pueblo también, uno bien cortito para que entre, y jamás sobró un lugar para mí. Directamente hay que decir que no convenzo a nadie, que no existo.
Tendré que morirme, me dije. Para que tiren todas mis cosas al basural, y por ahí un ciruja me lea en un mugriento papel y le diga al otro; “¡Ché, mirá que bien escribe este tipo, pero quién lo conoce decíme vos”.
…Recién cuando me morí de verdad creí que al menos saldría en el diario. Con una crucecita arriba, claro, diciendo “En el día de la fecha a fallecido fulanito de tal… Tampoco, nada de nada. Siguieron negándome. Tanto me han ignorado que ese día la única casa velatoria estuvo cerrada. Y en el cementerio, en ese camposanto ni un solo entierro hubo para la curiosidad de la gente.
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