Matilde ya muy anciana padece de una artritis que se le manifiesta en toda su magnitud cuando hace frío, cuando hace calor, cuando duerme y, mejor dicho, casi todo el tiempo. Los dolores son insoportables. Sus rodillas, su cintura, los hombros, las manos y los brazos le duelen todo el tiempo. Ella dice que sabe exactamente cuantos huesos tiene porque todos le duelen. Su vida se está haciendo muy amarga. Fernando, su nieto la lleva donde Zacarías que es un sabio y él pacientemente le dice:-Doña Matilde le cuento que los humanos cometimos el peor error de toda nuestra civilización el día que aprendimos a cocinar los alimentos. La sangre del ser humano debe ser ligeramente alcalina pero la civilización de hoy tomando leche, comiendo carne, utilizando grasas y harinas ha tornado su sangre ácida y la ciencia disimula en beneficio de las multinacionales farmacéuticas y alimenticias y por ello no miran la acidez de la sangre. Por ello nuestro sistema inmune se equivoca produciendo la enorme variedad de alergias y enfermedades autoinmunes. El cáncer no puede vivir en un medio alcalino. El azúcar y la sal no son alimentos sino condimentos. Bastaría que el ser humano se torne crudivorista para que el noventa por ciento de las enfermedades se curen solas. La presión sanguínea que es la enfermedad del siglo no es sino la parte vascular alterada e inflamada y entonces no puede cumplir bien su función.-
A renglón seguido le dijo: -Para quitarse los dolores artríticos tome varias veces al día un vaso de agua con una cucharadita de cúrcuma y algo de pimienta molida. No la canso más hablándole de lo mismo- - Por favor vuelva cuando necesite-