Nacido en Buenos Aires criado en el arrabal, quien iba a imaginar que pudiera así cantar. Me arrimaba a los bailongos a ganarme algunos mangos, lustrándole los tamangos a los señores con chala. En la puerta me quedaba disfrutando melodías, el tango de aquellos días era la vida en canción. Y así cumplí dieciocho trabajaba en el salón, acomodando las mesas las luces y el bandoneón. Yo me crie con el tango mi familia fue milonga, y en una noche porteña también me hice cantor. Y así seguí por la vida con mi tango arrabalero sentimiento duradero de las penas del vivir. Lo canto de lo profundo es la voz del corazón, es la música del alma escuela de la pasión…
Texto agregado el 18-12-2012, y leído por 121 visitantes. (2 votos)