Tu cuerpo no me oculta nada.
Tu mirada violenta su abismo infranqueable.
Tu voz sugiere un extremo desolado.
Te tengo entre mis palmas
-pecho hormonal y lactante-
y me sostiene tu lengua incontenible;
me das de comer tu fango estrellado y nutritivo.
Al girar entrelazado
descargo mis temores
en las curvaturas de un tiempo detenido
y brotan de mi cuerpo sudores de revelación
y el silencio más feroz me envuelve,
tan tierno como tu piel desnuda.
Texto agregado el 18-12-2012, y leído por 193
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
20-12-2012
Muy bueno me gusto mucho VAN MIS 5 ESTRELLAS elflaco
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