Rómulo Valencia Carampaima es el médico-curandero o chamán como le llaman en todo el mundo, de los Embera-Catio que están en el rio Tarena. Esta en su maloca junto a sus dos esposas y a la espera de enfermos que le traen todos los días desde lo profundo de la selva. De pronto le traen a Yesenia una niña indígena mordida por una serpiente verrugosa cuyo veneno es temido por los propios lugareños. Rómulo enciende su tabaco, acuesta la niña, sale y trae unas hojas para el ritual y comienza a cantar el Jai que es el canto de los chamanes de la zona para llamar a los antepasados y a los espíritus de las plantas y animales aliados para curar a la niña. El canto del Jai dura todo el día y la noche hasta el otro día. Por la mañana se la lleva y la baña en el rio Tarena y la trae cojida de la mano para entregársela a sus padres. Ya está curada. De la mordedura le queda el rastro de dos inmensos colmillos que desgarraron su carne a la altura de la pantorilla. Al rato viene un indígena picado de un alacrán. Rómulo lo ingresa en la maloca y a la hora sale el picado sin rastro alguno de dolor. En la maloca hay otro indígena convulsionando y Rómulo dice que son espíritus malignos que hay que espantar. Se pone a la tarea.