CrimsonCrow:
En la calle principal se pasea
campante la doncella hermosa
y al ver a Chevalier desea
no le haga otra escena embarazosa.

M. Chevalier:
Amable señorita de mis sueños
¿Se encuentra usted lista?
Un matrimonio nos espera
y una larga vida juntos.

D. Le Blanc:
Vuélvase por donde vino
Monsieur Chevalier,
que a usted lo espera un perro
hambriento en su pieza.

M. Chevalier:
Alimentado está el can
y me espera hasta la noche.
¡Yo soy el hambriento que espera
comer un beso de su boca!

D. Le Blanc:
Aléjese de una vez,
recuerdo ya haberle dicho
que ni yo quiero verlo
ni mis amigas soportarle.

M. Chevalier:
Pero si no es a ellas
a quienes ruego y no oyen
es a su puerta a la que toco
y usted adentro no quiere abrir.

CrimsonCrow:
En esto llega galante
un caballero armado
se pone delante
y dice muy irritado:

M. Mirabeau:
Tais-toi! Chevalier!
son tus oídos los que no oyen
que la dama ya no quiere
escuchar vil lisonja.

M. Chevalier:
Mirabeau, compañero,
si pudieras hacerte a un lado
es que me tapas el sol
de mi oscuro corazón.

M. Mirabeau:
¡Insolente pícaro!
a mí no se me ignora,
tu no entiendes por palabra
querrás entonces camorra.

CrimsonCrow:
Mirabeau saca su espada
y la blande, al parecer
M. Chevalier se enfada
pues lo mismo va a hacer.

D. Le Blanc:
¡Hombres de querellas!
¡envainen las espadas!
¿A caso piensan sangre
manchar sus nombres?

M. Mirabeau:
Attendez, Demoiselle
que no lo mataré
¡Le daré una paliza
que le enseñe el respeto!

M. Chevalier:
¿Tan confiado está el señor?
intente la estocada
que no soy yo Chevalier
por nada. ¡En garde!

CrimsonCrow:
Comenzaron ambos a pelear
con un furor desgarrador.
Aunque Chevalier parecía ganar,
¡fue Mirabeau el ganador!

Con estocada al corazón
cayó al suelo aquel,
entra la gran conmoción
rompió en llanto Demoiselle.

D. Le Blanc:
¡Bruto! ¿que ha hecho?
¡mírese en el piso tirado!
Hábleme por favor
no se quede ahí callado.

M. Chevalier:
Me voy, mi dulce dama
pero antes, responda:
¿Algún día pudo este tonto
calentar su corazón?

D. Le Blanc:
Desde la primera vez caí
en sus líos de amor,
lo que antes callé se lo digo:
¡Chevalier, lo amo a usted!

CrimsonCrow:
Se levanta como si nada
del piso el mal herido
da brincos y patadas
como si fuese poseído.

M. Chevalier:
¿Escuchó usted, M. Mirabaeu?
le dije que funcionaría,
ahora, señora mía, con un beso
termine lo que su boca ya comenzó...

CrimsonCrow:
M. Chevalier, más enamorado,
espera su beso pacientemente.
Cierra sus ojos y bien colocado
le aciertan un golpe en la frente.

D. Le Blanc:
¡Cínico! ¡Patán!
me asustó por nada
con usted no se puede
andar nada en serio

M. Chevalier:
¿No ha dicho su boca
que es a mí a quien ama?
¿Acaso me han mentido
esos labios castos de maldad?

D. Le Blanc:
No mentí, lo amé
hasta hace como tres minutos
cuanto para mí, usted
murió en el suelo sucio.

M. Chevalier:
¿Y qué hago ahora
señora mía,
para renacer pronto
en su corazón?

CrimsonCrow:
Se da la vuelta la dama
con grandes aires de grandeza.
Vuelve a ver al que ama
y le dice con voz de princesa:

D. Le Blanc:
Olvidaré lo que pasó
desde el día en que lo conocí,
para mi no existe Chevalier,
jamás su nombre he oído.

M. Chevalier:
No diga eso, mi sol
que me pongo frío
de tan solo pensar
que lo que dice va en serio.

D. Le Blanc:
Mas verdad no puede ser,
mañana me iré al lago.
Si hay algún desconocido
ahí le podré conocer.

M. Chevalier:
Mañana conocerá usted
al amor de su vida,
espérelo en la orilla
y pronto sabrá de él.

CrimsonCrow:
Aqui termina el poema tal vez,
de Chevalier y su adoración.
Lo que sea que ocurra después
lo dejo a su imaginación.