Arturo escuchó en la radio que un concejal del Valle haciendo un trabajo comunitario destapó la raíz de un árbol haciendo un alcantarillado y allí encontró un número de cuatro cifras. Lo hizo público para que la ciudadanía lo jugase en las apuestas de la lotería. Los ciudadanos concurrieron masivamente a la casa de apuestas y lo jugaron pero la casa apostadora no quiso recibir más apuestas con ese número. Lo cierto es que hoy Juan tiene doce millones que ganó y a él se le suman muchos más. Dicen las noticias que el concejal apareció asesinado.
Julián ha estudiado este tipo de fenómenos durante muchos años y ha encontrado que hay seres humanos que, proponiéndoselo o no, han descubierto hechos aparejados en su vida y que le producen ganancias extraordinarias. Hay quien juegan el número de la cédula, hay quienes la placa del carro y hay quien el número de coche funerario en que trasportaba el cadáver de la suegra. Quienes logran descubrir hechos aparejados insólitamente relacionados con el dinero se enriquecen. Zaro se ganó la lotería tres veces. A veces esos hechos aparejados no son enteramente afortunados como, por ejemplo, accidente grave con ganancia extraordinaria.