Soy creado del fuego y no de la arcilla, si no lo crees, siente mortal el vaho de mi aliento, sabes que no me arrodillaré jamás ante ti humano y te destruiré a través de los tiempos, llegando como un bello hombre o una mujer hermosa pues los genios podemos hacer esto y mucho más.

Me acercaré a ti varón convertida en mujer en una noche de luna y no podrás resistirte a mis encantos y succionaré todas tus energías hasta hacerte esclavo ya que tengo la facultad de llevarte a deambular por el sinuoso camino de la locura y me verás transformarme en un ser querido ya muerto, creándote una ilusión que después desaparecerá cuando tus entumecidos brazos quieran acariciarlo y reiré sentado en el trono de mi alcázar y no podrás verme por ahora, sólo al final de los tiempos, desde una ventanita que cavaras desde tu propia tumba.

Mientras tanto, no quedará ni un moro ni cristiano en mí camino que no sea arrasado y después seguirán las razas y todo lo que huela a humano hasta que gobernemos el mundo y esta vez ni Salomón podrá salvarlos.

Así somos los Efrits, genios monstruosos, a veces bromistas, embaucadores, transformistas de cualquier ser vivo y un resentimiento de siglos que vive palpitante.

Estoy aquí mismo ahora, mirando tu estructura primitiva de carne y hueso sólo transformable en polvo, bien al lado tuyo, sin que te des cuenta, ya que cuando lo hagas... será demasiado tarde…