Arturo es un buscador de enterramientos y tesoros indígenas. Estaban sacando una guaca que es como llaman a los enterramientos indígenas cuando pasó una enorme serpiente por la entrada del túnel. Amador sacó una oración para la picadura de serpientes y se la dio a Arturo. Arturo la recibió por cortesía y la guardo en su billetera. Arturo no creía en ese tipo de cosas ya que la ciencia dice que para cada serpiente venenosa hay un suero antiofídico específico y empleable, entonces, sólo para un tipo específico de ofidio. Hay algunos sueros polivalentes pero de poco alcance.
Arturo fue a la finca de Pastor a negociar un lote de cerdos. Quedo de volver en una semana con el dinero. Al volver a la semana encontró a Pastor en la cama y en estado agónico. Teresa, su mujer le dijo: - no habrá negocio ya que Pastor está muriendo y ya no conoce ni habla; lo pico una culebra coral rabo de ají-
Arturo dudo si sacar o no la oración que le dio Amador. La saco a regañadientes y se la rezó a Pastor y partió de regreso. Con curiosidad volvió a los días pero la verdad sin mucha esperanza y salió Pastor corriendo desde el cañaduzal y lo abrazó con alegría y le dijo:- gracias a usted estoy vivo. ¡ Le regalo los cerdos!. Arturo me contó la historia y me regalo la oración y yo se la di a Héctor.