I.

El romance actual, sucede aquí, en el jardín de los fajes;
con un cigarro suelto y una crepa con manteca de doscientos pesos,
entre plaga de cerezos, erecciones y lúbricos besos;
indiscretos y patéticos. De este oficio son los gajes.

Hoy no hay velas ni tangos en bandoneón,
indiscreta, la muchacha, gime con una teta de fuera
que el joven mercadeó a cambio de sangría casera,
la poesía de hoy consiste en mojarse el pantalón.

¿Quien hará un soneto sobre aceites vaginales,
con las nalgas marcadas por una banca caliza?
Se han olvidados de los cantos virginales
que se entonan al violar a una india mestiza.

II.

Una gota de sudor destella clara bajo la luz,
el aroma a medio tiempo del habiente se desprende,
un "Pase para atrás" en el muro se enciende
y te preparas para el romance de autobús.

Te tiemblan las rodillas por su imagen, y viajar parado;
con cadencia escupe la cascara de sus pistaches
que se le pegan cual diamante en la punta del huarache,
y exhausto jadeas como adolescente enamorado.

Cupido te flecha las entrañas en un tiro certero
y lo sientes elevarse como agruras y acidez;
a nadie engañas, chico, está no es la primera vez
que raudo te atrapa el amor, mientras viajas en pecero.

III.

Estela, la folclórica, emerge en humo de tractores
de castillos que sostienen los pozos más obscuros, los más hondos;
de piernas de caucho que animan metálicos demonios,
mancilla, Estela, el escenario de todos sus amores.

Entona una caótica rapsodia en plateadas partituras,
los arboles resecos, los días de trova anhelan;
castañas caen del cielo y sangrientas quiebran,
encendida, Estela, libera a las criaturas.

Sus ataques, las figuras barrocas debilitan;
a su paso, lo adoquines rompen,
los cuadros surreales se corrompen,
y en ahogados bemoles, cantantes se marchitan.

Estela consume hasta el último centímetro
con romances, con pecados artificiales
y como epidemia de embestidas periciales
Moderna, Estela, dignifica el perímetro.

Como crimen que se persigue por querella,
ajenos a la muerte, lo ignoran los supervivientes
y erotizada en placeres consecuentes
baila, Estela, sobre sólidos desnudos y azoteas.